En plenas fiestas patronales y después de su hermanamiento con la Gran Muralla China, la muralla romana de Lugo no está en su mejor momento. El aspecto que muestra a los transeúntes y a los visitantes que acuden a la capital lucense es descuidado.

Las hierbas y los matorrales crecen en el exterior y en el interior, donde en algunos puntos alcanzan más de un metro de altura. El adarve de la muralla -la parte del paseo que muestra las mejores perspectivas de la ciudad- parece abandonado.

Por este motivo, la consellería de Cultura -titular de la construcción- invertirá 101.000 euros en su acondicionamiento. Se limpiará el exterior con un biocida testado por la Universidad de Santiago que tiene poco impacto sobre la piedra, se mejorará el interior y todo el adarve y se repararán las escaleras de los distintos accesos y las luminarias estropeadas. Además, se sustituirán las que todavía son de aluminio para que todas sean de bronce.

Pero todas estas remodelaciones y trabajos, que según informó Cultura en los próximos días se sacarán a concurso en el DOG (Diario Oficial de Galicia), no se notarán hasta dentro de varios meses.

Felipe Arias, director de Patrimonio, explica que las mejoras se realizan ahora porque el Ayuntamiento se negó a adherirse al convenio que le propusieron. "Si se supiera antes -añade- Cultura lo haría directamente mucho antes".

Patrimonio de la Humanidad

La muralla romana, con sus más de dos kilómetros de perímetro y diez puertas de acceso que unen las zonas nuevas y las más antiguas de la ciudad, fue declarada en el año 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

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