Visible desde tierra y aire, cada participante sujetó sobre sus cabezas una pieza que simulaba al titanio que cubre el museo. Y de repente, una nueva galería apareció junto al edificio de Frank Gehry. La segunda obra efímera fue un muro fugaz, que apareció y desapareció al mismo tiempo, gracias a la presencia de los mil voluntarios que acompañaron a la artista donostiarra en esta aventura con motivo del X aniversario del Museo.
AdosAdos solamente se vio durante unas horas, pero pasará a la historia gracias a la memoria y las fotos con las que se obsequió a todos los participantes.
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