Del total de incidentes, 27 fueron de residuos peligrosos, 17 de restos urbanos y 16 de aguas continentales. Precisamente por estos últimos casos se detuvo a dos personas, que fueron puestas a disposición judicial por los propios agentes.
Y es que el verano es uno de los momentos del año en que se disparan los atentados contra las aguas viguesas en forma de vertidos. Sin ir más lejos, a mediados del mes de septiembre, la Policía Local detectó hasta cuatro casos contaminantes en sólo una semana.
Las consecuencias de estos hechos las han padecido tanto los vigueses como los turistas. Las aguas fecales que llegaron a la playa de O Vao, el 10 de septiembre, o los restos del mismo tipo que afectaron al arenal de Serral-Mirambell, el día 12 de ese mismo mes, mantuvieron cerradas ambas playas al baño durante varios días.
En cuanto al origen de estos vertidos, su procedencia es variada. Las aguas fecales pueden proceder tanto de zonas residenciales (de viviendas) como de complejos deportivos o negocios. Los vertidos contaminantes los generan las industrias o los barcos que repostan en el mar, principalmente.
Percebes y almejas incautados
En su trabajo en favor de la protección de la naturaleza, el Seprona se encarga también de luchar contra el marisqueo furtivo. Entre los meses de julio, agosto y septiembre de este año se incautaron de un total de 30 kilos de percebes y de siete kilos de almejas que habían sido recogidos sin la autorización correspondiente.
Además, los agentes de la Guardia Civil detectaron también una decena de casos de pesca ilegal en el mar. A lo largo de estos tres meses también recuperaron dos aves rapaces que se habían desorientado en sus vuelos por el área de Vigo: un mochuelo y un azor.
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