Tal y como ha trasladado, el vecino S.S.D., de 68 años en el momento de los hechos, presentó hematuria -sangre en la orina- en unas analíticas rutinarias, por lo que a principios de 2009 comenzó a ser tratado por un urólogo que consulta tanto en la sanidad pública de Vigo como en la privada. No obstante, el paciente "terminó falleciendo en abril de 2012".

La asociación apunta que en el auto se hace constar que dicho médico "atribuyó las hematurias sufridas por el paciente a un problema prostático, y tardó más de un año en diagnosticar el cáncer que aquejaba a éste, pese a que los síntomas que se apreciaban en el paciente eran sustancialmente indicativos de que se encontraba aquejado de la fatal enfermedad". Además, añade que "debían de haberse realizado pruebas que no se hicieron".

Por todos estos hechos, la acusación particular, representada por la Asociación, entiende que el fallecimiento del hombre se debió a "una grave impericia" del urólogo y pide que sea condenado por imprudencia profesional grave a cuatro años de prisión y seis de inhabilitación, así como a indemnizar a la viuda por los daños y perjuicios causados.