Explora las emociones faciales de los músicos cuando escuchan en soledad sus piezas favoritas

  • El veterano fotógrafo Richard M. Ehrlich (1938), que también es cirujano, retrata el efecto emocional de la música sobre las expresiones faciales de 40 artistas.
  • 'Face the music' reúne retratos de Quincy Jones, Ringo Starr, Herbie Hancock, Iggy Pop, Philip Glass, Emmylou Harris, Roger Daltrey, Wayne Shorter...
  • Pidió a cada músico que eligiera sus tres temas favoritos y los retrató durante la escucha perdidos en el ensueño, llorando, dejándose llevar por los sentimientos...
En la foto de Richard Ehrlich, el 'exbeatle' Ringo Starr escucha 'Come Together', una de sus canciones favoritas
En la foto de Richard Ehrlich, el 'exbeatle' Ringo Starr escucha 'Come Together', una de sus canciones favoritas
Face the Music by © Richard Ehrlich. Published by Steidl - www.steidl.de
En la foto de Richard Ehrlich, el 'exbeatle' Ringo Starr escucha 'Come Together', una de sus canciones favoritas

Como opinaba Kandinsky en su justificación de la necesaria espiritualidad de toda forma de arte —"el sonido musical tiene acceso directo al alma, contiene un eco que demuestra como el hombre lleva la música en su interior"—, el fotógrafo estadounidense Richard M. Ehrlich (1938) está convencido de que la escucha musical y la navegación emocional en el sonido permiten a los sentimientos aflorar de manera libre y no racional. Bajo esta premisa abordó, hace cinco años, una serie de retratos a músicos escuchando música.

El veterano retratista, que también es cirujano y tiene, por tanto, una comprensión teórica de la neurología de las emociones, acaba de editar Face the Music, que podría traducirse con el mismo rigor como Encarándose a la música o Poniendo cara a la música, un libro donde cuarenta grandes compositores e intérpretes aparecen en soledad y primeros planos mientras se dejan llevar por tres temas elegidos por ellos mismos entre los más cercanos a sus gustos y de mayor empuje sobre sus ánimos. El libro, publicado por Steidl [176 páginas, 50 euros], muestra retratos sobre la "intensa profundidad interior de la emoción" provocada por la música.

De muchos géneros musicales

Creadores de géneros musicales diversos —desde compositores de jazz como Quincy Jones, Herbie Hancock, Dave Brubeck y Wayne Shorter, hasta artistas de rock (Iggy Pop, John Lydon, Roger Daltrey), poprock (Graham Nash, Sheryl Crow, Ringo Starr), country (Emmylou Harris), clásica (Philip Glass, Gustavo Dudamel), hip-hop (RZA)— aceptaron participar en la propuesta de Ehrlich: indagar sobre la "influencia profunda y trascendente de la música en la emoción humana".

Los participantes, que debían enfrentarse a la cámara, en un ambiente de práctica soledad, mientras escuchaban piezas por las que sienten una especial devoción, aparecen en los retratos perdidos en el ensueño, llorando y dejándose llevar por los sentimientos. El fotógrafo intentó captar mediante primerísimos primeros planos la "intensidad interior" provocada por el encuentro con la música.

'Rapsodia de emociones faciales'

Estaba seguro de que tendría éxito porque también jugaba a su favor la teoría, desarrollada por Darwin en 1872 en The Expression of the Emotions in Man and Animals, donde estudiaba los efectos de la naciente fotografía sobre los retratados. "Si bien el estudio de la fisonomía ha limitado la validez científica de las tesis de Darwin, no obstante, proporciona el impulso para vincular el retrato y la emoción. Si la cara es 'la ventana al alma', sabía que las fotos de músicos capturarían una rapsodia de emociones a través de las expresiones faciales", escribe en el libro.

"Para tocar bien música, tienes que haber escuchado música", anota en el prefacio Daniel J. Levitin. "Sólo así puedes saber con lo que te vas a encontrar, lo que sucedió antes, lo que trataban de transmitir los músicos... Los mejores músicos han escuchado mucha música. El carácter especial de estas fotos es que se trata de expresivos retratos de músicos haciendo algo que durante horas horas hacen en privado".

'Cara interna'

El fotógrafo explica que deseaba llegar a la "cara interna" de los creadores, mostrando las "emociones faciales" y el poder del rostro como órgano de comunicación emocional. "Según algunas estimaciones, transmitimos más datos en nuestras expresiones que mediante el habla, porque las microexpresiones faciales pueden transmitir estímulos extremadamente complejos y sentimientos muy matizados", añade.

La experiencia, explica Ehrlich fue impactante porque logró presenciar y fotografiar "el éxtasis y la trascendencia" que experimentan los artistas cuando se enfrentan a piezas musicales que les llegan de modo especial. La mayoría de los retratados, detalla, eligieron composiciones de otros: Daltrey optó por Non, je ne regrette rien, de Edith Piaf; Nash eligió Be-Bop-A-Lula, de Gene Vincent; Ringo Starr, Come Together, de los Beatles, y Hancock, una compsición de Miles Davis.

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