Cambio de tercio municipal. No se prohibirá beber en la calle, pero «se regularán espacios, horarios y la venta de alcohol», así lo expresó ayer el alcalde de la ciudad, Javier Losada, en referencia al grave problema que está viviendo A Coruña respecto al botellón y que está provocando la airada reacción vecinal por los problemas de vandalismo, suciedad y ruidos.

El Ayuntamiento apuesta ahora por nuevas fórmulas, como los botellódromos, lugares acotados en los que los jóvenes puedan beber sin alterar el descanso de los vecinos ni provocar daños en el mobiliario urbano. Eso sí, es una propuesta sin fecha.

El alcalde coruñés señaló igualmente que dichas zonas tendrán un horario límite, al igual que la venta de alcohol. Pero aunque ambas iniciativas ya se dan en otras ciudades, la segunda funciona al amparo de una ley autonómica, inexistente en Galicia.

El caso más cercano, a escasos 15 kilómetros de la capital coruñesa, es Sada. En esta localidad está prohibido beber en las calles desde 1998, según una normativa basada en la Lei de Drogas de Galicia y la Ley de Seguridad Ciudadana.

Losada ratificó asimismo la propuesta de multar a los padres cuyos hijos menores beban alcohol en la vía pública y aseguró que el incremento de la vigilancia policial al botellón «se notará».

Posible denuncia al gobierno local

La asociación de vecinos de la Ciudad Vieja se plantea llevar ante los tribunales al Ayuntamiento por incumplir sus propias ordenanzas medioambientales respecto al botellón. Esta iniciativa se planteará en una futura asamblea para su votación. Pero antes, el barrio se pondrá en pie de guerra el próximo fin de semana para protestar contra la «ineficacia» municipal. El domingo, recibirán a la procesión cívica, integrada por el Gobierno local, que rinde homenaje a la Virgen del Rosario, con crespones negros y una cacerolada.

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