«Tenemos un muestrario y cada persona elige el modelo que más le gusta», explica Figueroa. Además hay gran variedad de colores y se pueden decorar con algún dibujo, cuerdas o abalorios.

 

 

Lo que más se vende ahora son las sandalias y sobre todo las menorquinas. «También tiene mucho éxito un modelo creado por nosotros, el Soller, que lleva una cuerda trenzada y se decora al gusto del cliente, y las sandalias tipo griego», señala. Y es que tienen originales modelos creados por el artesano, como el Agadir, con forma de babucha.

 

Anastasio Figueroa  lleva 10 años en este negocio y se ha hecho un hueco en el mercado gracias al «boca-oído». «Los zapatos se entregan 7 ó 10 días después del encargo y los precios oscilan entre los 45 y los 60 euros», explica el propietario. En definitiva, un calzado de calidad que permite presumir por su originalidad.