Un gesto tan común y repetitivo: frotarse los ojos, puede tener serias consecuencias para la salud ocular, favoreciendo la aparición de patologías como alergias y, peor aún, producir queratocono , enfermedad degenerativa que puede llegar a causar la total deformidad de la córnea.

Video (YOUTUBE.COM) de una cirugía para tratar el queratocono

Esta enfermedad afecta a los jóvenes, que comenzarán a presentar síntomas como miopía o astigmatismo, y aunque no es inflamatoria, sí es progresiva y de rápida evolución, advirtió el oftalmólogo argentino Roberto Albertazi. En este sentido, su advertencia va principalmente dirigida a los jóvenes en edad escolar.

La atención oportuna permite que esta afección pueda ser detectada desde la edad de diez años, mediante el procedimineto oftamológico llamado ´topografía corneal´. Esta es una de las conclusiones divulgadas sobre el 83 Congreso Nacional de Oftalmología que se celebra en Las Palmas de Gran Canaria.

Este tipo de alergias, las provocadas por el frotado de ojos, es más frecuente en las ciudades con elevados índices de polución mientras que la aparición del queratocono suele presentarse por causas genéticas sopre todo. Es causada por el frotamiento de los ojos, y tiene una mayor incidencia entre las poblaciones que habitan a mayor altitud.

"Es más frecuente en Cuzco que en Buenos Aires", explicó. Frotarse los ojos es tan peligroso que una córnea con predisposición puede no desarrollar queratocono nunca, pero un frotado crónico del ojo la puede desencadenar, insistió el especialista, quien dijo que lo grave no es tener una córnea asimétrica, sino no saber que se tiene, para cuidarla.

Alta incidencia

Esta enfermedad la padecen tres personas por cada 2.000 habitantes en el mundo y degenera hasta que la córnea no puede mantener su forma y precisa un injerto, pues al principio se podrá usar lentillas, pero con el tiempo el ojo no las tolerará.

La técnica que usa este especialista consiste en insertar anillos intracorneales en una intervención mínimamente invasiva porque apenas dura siete minutos y logra estabilizar y mejorar la enfermedad, incluso volver a usar lentes de contacto si es preciso.

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