El pasado año 2015, el Teléfono de la Esperanza recibió un total de 21.373 llamadas de personas, en un 47,25% de los casos, de personas afectadas por problemas de salud mental (una cifra dos puntos superior a la del año 2014).
Este servicio de atención que gestiona la Fundació Ajuda i Esperança ha visto aumentar en los últimos 12 meses la cifra de consultas de personas aquejadas de trastornos mentales, tales como esquizofrenia, depresión, fobias y obsesiones. En cambio, la cifra de personas que llamaban con ideas suicidas ha disminuido, pasando de las 181 llamadas atendidas en el año 2014 a las 141 del pasado 2015.
La media de llamadas diarias respondidas el año pasado por este número (el 93 414 48 48) fue de 59, unas 2,5 a la hora, que fueron atendidas por alguna de los 183 voluntarios que dan cobertura a este teléfono todos los días del año y las 24 horas del día.
La soledad y la incomunicación coparon un 8,31% del total de llamadas del 2015. Mientras que el 20,40%, prácticamente tres puntos más que el año pasado, se centraron en conflictos personales adultos (angustias, crisis de ansiedad, conflictos emocionales, duelos, violencia familiar, sexualidad, crisis de parejas o embarazos no deseados).
Otro 5,4% de las llamadas las motivaron enfermedades físicas (cáncer, sida, discapacidades, trastornos del sueño...) y un 4,72% de los comunicantes eran personas mayores que necesitaban hablar y sentir compañía o bien informarse acerca de residencias o atención domiciliaria.
Soledad en mayores y adolescentes
Los responsables de este servicio de acompañamiento telefónico explican, a tenor de las cifras recogidas, que siguen observando a raíz de su actividad "que la soledad sigue siendo crónica en nuestra sociedad, especialmente en las grandes ciudades", y que esta no es una necesidad exclusiva de las personas de edad avanzada, porque se han duplicado las llamadas realizadas por adolescentes y menores de 20 años. Mientras que en 2015 fueron 41, solo de enero a mayo de este año subieron hasta las 44.
Entre las principales inquietudes que presentaban los jóvenes, se encontraban trastornos alimentarios, conflictos emocionales, dificultades en las relaciones sociales con amigos, parejas o padres, el consumo de alcohol, la violencia de género o la orientación sexual.
Neus Calleja, directora del Teléfono de la Esperanza en Barcelona, explica a este diario que las situaciones que presentan los jóvenes menores de 20 años que se ponen en contacto con este servicio son "muy complejas" y con un denominador común: "la situación de sufrimiento" que viven.
Los voluntarios realizan una escucha activa y huyen de las "actitudes paternalistas" hacia los jóvenes, que buscan una palabra amiga y "emociones que solo expresa la voz", más allá de las redes sociales, un canal donde pueden darse "malos entendidos".
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