Pensando en el invierno: suelo radiante, sí, pero por agua

  • Un suelo radiante consiste en una red de tuberías enterrada bajo el pavimento y recorrida por agua caliente o electricidad.
  • Sólo el de agua tiene un control de la temperatura, un reparto uniforme de calor y frío, un consumo bajo y no tiene efectos sobre la salud.
Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.
Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.
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Tuberías del sistema de suelo radiante antes de montar el pavimento.

Es verano y ya hace mucho calor… es el momento de pensar en el frío del invierno. Para hacer frente a las bajas temperaturas un sistema que cada vez tiene más adeptos es el del suelo radiante. Claro que no es lo mismo un suelo radiante por agua caliente que uno por electricidad.

Un suelo radiante consiste en una red de tuberías enterrada bajo el pavimento, de tal manera que eleva la temperatura del suelo hasta lograr la climatización óptima de la estancia. En el blog de Anida, la arquitecta Mónica Lombana apuesta por un suelo radiante por agua caliente. Es mejor y más eficiente por varias razones: porque tiene un control adecuado de la temperatura, un reparto uniforme del calor o del frío, un consumo energético bajo y no tiene efectos secundarios sobre la salud.

Bajo consumo energético

El sistema trabaja con una temperatura del agua de entre 35 y 45º C, mucho menor que los entre 70 y 90º C de los radiadores convencionales. Por tanto, llega a alcanzar un ahorro de hasta el 20% de energía.

Control de la temperatura

Es otra de sus ventajas, pero también puede ser un inconveniente. Por normativa, el suelo debe alcanzar una temperatura máxima de 29º C, absorbiendo el calor de las tuberías para después transmitirlo a la estancia hasta lograr la temperatura de confort. Dependiendo del material del suelo, el proceso puede llevar de 6 a 8 horas. Por eso los suelos radiantes son más aconsejables para usos prolongados, logrando una temperatura estable en todas las zonas utilizadas y evitando los picos de consumo. De esa forma también se reduce la factura.

Reparto uniforme del calor

Los radiadores o los equipos de aire acondicionado concentran las calorías en un punto desde el que se distribuyen de forma más o menos irregular a toda la estancia, generando unas zonas más frías y otras sofocantes. Los suelos radiantes aportan calor de manera constante en toda la superficie, sobre todo en la zona baja y no tanto en los techos, donde se necesita menos. Otro motivo que lo hace más eficiente.

Un ambiente saludable

El suelo radiante por agua es el único sistema de calefacción que ha obtenido la recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS), por estas razones:

  • Los expertos aconsejan que los pies siempre estén más calientes que la cabeza para notar una sensación de bienestar. Este sistema cumple con esa premisa de confort: en la zona baja de las habitaciones se obtiene una temperatura de entre 22 y 25º C, y a la altura de la cabeza disminuye a unos 20º.
  • La diferencia de temperatura entre la superficie y el techo no supera los 6-7º C, de manera que apenas se generan corrientes de aire por convección, por lo que casi no se levanta polvo.
  • El calor constante y moderado, y la casi ausencia de corrientes logra también que no disminuya la humedad del ambiente y, por tanto, evita la sequedad de las mucosas y de la piel.
  • No hay objetos ni tuberías a la vista que puedan provocar quemaduras.

Por normativa, el suelo nunca supera los 29º C, una temperatura inferior a la corporal, de manera que no perjudica a quienes padecen problemas de circulación en las piernas.

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