En una nota, la Policía ha indicado que la investigación se inició cuando agentes encargados de la lucha contra los delitos patrimoniales tuvieron conocimiento de una denuncia en la que los propietarios de un establecimiento comercial manifestaron sus sospechas acerca de una antigua trabajadora del hogar, que podía estar sustrayendo joyas y dinero en metálico.

Las sospechas de los denunciantes comenzaron hace tiempo al percatarse en varias ocasiones de la desaparición de objetos de valor, normalmente joyas, y de dinero en metálico. En esa ocasión, los propietarios del establecimiento sospecharon de dicha mujer y, aunque no interpusieron denuncia alguna, terminaron la relación laboral y cambiaron la cerradura de acceso al establecimiento.

Según relataban en la denuncia, durante algún tiempo los hurtos cesaron, pero en fechas recientes las desapariciones de objetos valiosos y dinero en efectivo, tanto a los dueños como a trabajadores del establecimiento, habían vuelto a suceder, por lo que esta vez denunciaron lo sucedido.

Así, se inició una investigación por parte de los agentes de Policía Judicial de la Comisaría del Figueroa, que recopilaron pruebas, declaraciones y testimonios, en los que según se deriva de la misma, esta mujer había realizado al menos ocho ventas en casa de compra-venta de oro. La Policía localizó las piezas que habían sido denunciadas.

También, se recabaron testimonios en los que se ubicaba a la misma entrando en el antiguo domicilio una vez que había terminado la relación laboral por la puerta de acceso trasera, algo que hacía llamando previamente al porterillo automático para comprobar si había alguien en el recinto, tras haber conseguido las llaves de un modo "ilícito".

Fruto de la investigación, los agentes detuvieron a la presunta autora por un delito contra el patrimonio por un montante total -entre dinero en efectivo y joyas- de unos 3.000 euros, al tiempo que recuperaron varias de las piezas de oro sustraídas.

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