El orgullo de ser pitufo

  • En La Algaida, Archena, celebran la fiesta del azulete.
  • Una tradición que tiene 30 años.
  • Nadie queda impoluto.
Son las cuatro en punto. La fiesta azul ha comenzado. El
objetivo, no dejar
ni una sola parte del cuerpo sin pintar con azulete, aquel producto que nuestras abuelas usaban para lavar la ropa.

Casi un millar de vecinos de la pedanía archenera de La Algaida se reúnen en el Paraje del Río Muerto para dar por terminadas sus fiestas en honor a la Virgen del Rosario. La batalla empezó hace 30 años, cuando se cambió el chocolate por el azulete para mancharse, y ya hay visitantes foráneos. «Aquí vienen extranjeros. Mira, este es de Ricote», comenta risueño el pedáneo Pedro José Martínez, señalando a un participante.

Las botellas de refresco son el arma perfecta para que nadie quede impoluto. Agua, un poco de polvo azul y a disparar. De fondo, la música de verbena suena en los coches. Aquí lo saben pasar bien.

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