Euskadi recibió 163 peticiones de asilo en 2015 y este año suma 106

  • BILBAO, 16 (EUROPA PRESS)

Euskadi recibió a lo largo del pasado año un total de 163 peticiones de asilo, mientras que en los cuatro primeros meses de 2016 se han contabilizado 106, según los datos hechos públicos este jueves por CEAR-Euskadi, que ha advertido de que, "ante la falta de eficacia del programa de reubicación, las personas refugiadas están llegando por su cuenta".

Responsables de CEAR-Euskadi han presentado en Bilbao y Vitoria el 'Informe 2016: las personas refugiadas en España y Europa' con motivo de la próxima conmemoración del Día Mundial de las personas Refugiadas, el 20 de junio.

Según han explicado, las solicitudes de asilo se han ido incrementando en el último año y medio en la Comunidad Autónoma Vasca. De este modo, durante el año 2015, se contabilizaron 163 peticiones de protección internacional. La mayoría se tramitaron en Bizkaia (132), seguido de Gipuzkoa (17) y Álava (14).

Las peticiones más numerosas corresponden a personas de nacionalidad ucraniana (41 peticiones), en su mayoría hombres jóvenes y que, en muchos casos, huían del reclutamiento forzado, ha explicado CEAR. También destacan las peticiones Nigeria (23), China (15) y Venezuela (14).

En 2016, se mantiene la tendencia creciente, de modo que, según los datos contabilizados hasta el 4 de mayo, se han registrado en el País Vasco 106 peticiones de asilo. En este caso Venezuela es la nacionalidad con mayor número de demandas, con 24, seguida de Ucrania (11) y Siria (10).

En función de los datos aportados por CEAR, hasta ahora, han llegado a Euskadi 21 personas (15 eritreas y seis sirias) en el marco del programa de reubicación de personas refugiadas que ya están en Europa. En el caso del plan de reasentamiento, dirigido a personas refugiadas en países limítrofes a los países de origen, CEAR-Euskadi tiene reservadas doce plazas "para cuando lleguen los primeros cupos".

La directora de CEAR-Euskadi, Patricia Bárcena, ha explicado que, debido a "la falta de eficacia del programa de reubicación, las personas refugiadas están llegando por su cuenta" y, de hecho, esta organización" recibe diariamente personas refugiadas de muchos países del mundo que llegan por sus propios medios".

Por ello, ha realizado un llamamiento a las instituciones a "no generar personas refugiadas de primera y de segunda" y a atender las peticiones de "todas las personas que tengan necesidad de protección internacional, independientemente de su origen, sexo o religión".

PORCENTAJE "ÍNFIMO"

Según han explicado desde CEAR, en el conjunto del Estado, se atendieron en 2015 casi 15.000 solicitudes de protección internacional, una cifra que, a pesar de ser la más alta que se ha registrado, "apenas representa un 1%" de las solicitudes realizadas en la Unión Europea.

En este sentido, Patricia Bárcena ha lamentado que "se recibe un porcentaje ínfimo de las personas que buscaron protección internacional en Europa, ya que hay capacidad y voluntad ciudadana para acoger muchas más personas, lo que no hay es voluntad política".

Ante esta situación, CEAR-Euskadi reivindica la capacidad de Euskadi para la llegada de "más personas refugiadas" y, por ello, ha instado a las instituciones vascas a "continuar presionando" al Gobierno español para que "agilice de manera urgente los compromisos asumidos en Europa y facilite vías seguras de acceso a las fronteras".

También ha pedido que se garantice que todas las personas refugiadas que llegan a Euskadi puedan acceder a los servicios y recursos públicos con independencia de su origen y de la vía de entrada que hayan utilizado.

Promover la convivencia y fomentar una acogida integral "favoreciendo verdaderas ciudades refugio" y ofrecer a las personas refugiadas "los derechos que la legislación internacional les otorga y que España y Euskadi les reconoce" son otras de sus reivindicaciones.

TESTIMONIOS

Junto a los responsables de CEAR-Euskadi, han comparecido dos refugiados, que han relatado sus experiencias. Entre ellos, Vasyl Panchenko ha explicado cómo huyó de su país porque "no quería participar en la guerra". "No quiero dar mi vida ni matar a nadie por nada y menos por una cuestión política", ha afirmado.

Su pareja, Irina Nakonechka, y su hijo llegaron a Euskadi unos meses antes porque, según ha indicado la mujer, "teníamos miedo y nos queríamos escapar de allí". "Mi hermana, que vive en Euskadi, se ofreció en un primer momento a acogernos, estaba preocupada. Reunió el dinero para mí y para mi hijo. Vasyl tuvo que esperar, nos juntamos con él más tarde. Cuando por fin nos pudimos reunir, comenzamos a construir una nueva vida, pero sin castellano, sin trabajo y sin una casa, difícil", ha relatado.

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