Alberto Fernández, un motorista barcelonés de 42 años, recorría  la ruta entre Barcelona y Villafranca del Bierzo (León) el pasado domingo cuando se salió de la vía y cayó por un terraplén. Herido y desorientado, tuvo la fuerza necesaria para llamar al Servicio de Emergencias 112.

La llamada fue dirigida directamente a la centralita de Castilla y León a las 14.46. «Nos dijo su nombre, que se había caído de la moto y que estaba herido, pero no sabía dónde se encontraba», afirmaron fuentes del 112 de dicha comunidad.

Inmediatamente se puso en alerta a las comandancias de la Guardia Civil de León, Palencia, Burgos, Soria, Valladolid y Zamora, así como al Grupo de Rescate de la Agencia de Protección Civil para empezar la búsqueda de Alberto.

Sus familiares precisaron la ruta habitual que seguía el motorista en anteriores desplazamientos hacia el mismo lugar, pasando por Zaragoza, Soria y Valladolid. Además, se pudo centralizar la búsqueda entre Soria y Burgos gracias al repetidor del móvil, al que estuvieron llamando toda la tarde con la esperanza de volver a comunicarse con él.

No fue posible y durante el resto del domingo un helicóptero de rescate y patrullas de la Guardia Civil por tierra, a las que se unió durante la noche un todoterreno del Grupo de Rescate de la Agencia de Protección Civil, rastrearon sin éxito la probable ruta seguida por el motorista.

Finalmente, el cuerpo de Alberto fue hallado poco antes de las diez de la mañana de ayer en el kilómetro 428 de la N-234, en el término de La Gallega (Burgos). Estaba a cuatro metros del borde de la carretera y a cuatro kilómetros del repetidor de telefonía móvil a través del que se transmitió su última llamada. Habían pasado casi 19 horas.

Coches capaces de pedir ayuda

La Comisión Europea quiere que todos los vehículos que se vendan en la UE a partir de 2010 tengan un dispositivo de llamada (eCall) que en caso de accidente conecte con el número 112 de servicios de emergencia para acelerar la asistencia a las víctimas. La implantación de estos dispositivos en los coches europeos, enmarcada en la estrategia comunitaria de conseguir coches «más limpios e inteligentes», evitaría hasta 2.500 muertes en las carreteras cada año, según informó ayer un portavoz de la CE.