La Policía Local y la Guardia Civil detuvieron, en la madrugada del sábado, a un joven de 34 años, en una carretera nacional de Mieres (Asturias), tras 40 kilómetros de «peligrosa» y «veloz» huida. Los agentes habían dado el alto al vehículo en un control en una avenida de Gijón, pero se dio a la fuga.

Dentro del coche observaron que viajaban, además del conductor, dos menores y una mujer. Para evitar riesgos, se mantuvieron a distancia del coche y esperaron a que se le acabase la gasolina o desistiese de su huida. Lo hizo después de 40 kilómetros.

Los policías comprobaron entonces que no tenía carné, ni seguro, iba borracho (dio 0,93 mg en el control, casi el triple de la tasa permitida) y con él iban sus hijas, de 9 y 11 años, y su mujer. Fue detenido, puesto a disposición judicial y quedó en libertad, acusado de un delito contra la seguridad del tráfico.

El Código Penal prevé penas de entre seis meses y dos años de cárcel para quien ponga en peligro «objetivo» a los demás al circular, explica Alfredo García, abogado del despacho Olmos&García, «pero hay que esperar el dictamen del fiscal», advierte.

En la petición de la pena, el fiscal puede entender además que hay agravantes por poner en peligro a dos menores o por desobediencia por darse a la fuga, concluye.