Expertos descartan que la acusada de matar a su bebé finja su enfermedad y ven "ideación delirante de origen religioso"

  • Las psiquiatras que examinaron a Marisol S.M., la acusada de asfixiar a su bebé en un hotel de Santiago en agosto de 2015, han rechazado la posibilidad de que la mujer esté fingiendo los síntomas de la esquizofrenia paranoide que padece, al tiempo que han visto en ella una "ideación delirante de origen místico-religioso".

En la segunda y última sesión del juicio que se sigue en la Audiencia Provincial de A Coruña contra esta mujer han declarado las dos psiquiatras forenses que le hicieron el examen pericial para la causa y la psiquiatra del hospital compostelano Gil Casares que la trató durante los 40 días que permaneció hospitalizada tras el crimen.

Las tres han coincidido en que Marisol S.M. presenta todos los síntomas compatibles con una esquizofrenia paranoide y que tiene una "ideación delirante de origen místico-religioso" que pasa por el hecho de que "cree que tiene una misión" en el mundo, han destacado las forenses.

Del mismo modo, la psiquiatra del Gil Casares ha detectado también "ideas místicas y religiosas delirantes" en su razonamiento, como son la "creencia en otros mundos" y en la existencia de "un plan para construir un universo alternativo en otro planeta", algo que en la acusada es una "creencia firme".

Derivada de esta idea delirante, las psiquiatras forenses han asegurado que la mujer "llegó a la conclusión" de que debía matar a su hija para "salvar al mundo", tras interpretar "elementos neutros", como una agresión de otro niño, como síntomas de que la menor era "el mal"

Asimismo, la acusada les refirió en sus entrevistas que durante el congreso de creencia Gnóstica en el que participaba en Santiago "percibió" de forma telepática que las otras personas que se alojaban en el hotel "le transmitían que su hija era la reencarnación del mal". Según Marisol S.M., esa era la primera vez que tenía ideas negativas en contra de su hija.

HACIA SU MARIDO

Las expertas hallaron también una "ideación delirante de perjuicio centrada en su marido", a quien dijo tener "miedo" sin que pueda describir "ningún hecho objetivo" que lo motive.

Aunque Marisol S.M. les dice que nunca ha tenido un episodio "violento", sostiene que teme que su marido "pueda hacerle daño" basándose en cuestiones "neutras", como el hecho de que viese una señal de "amenaza" el que el hombre "se rascase la cabeza". Estas ideas negativas aparecen reflejadas ya durante el ingreso psiquiátrico que la acusada tuvo en Alemania un año antes.

Entre los síntomas que presenta la mujer, las psiquiatras han indicado que "escucha voces en su cabeza", dice ser capaz de "entender cosas a través de la mente" y considera que "elementos neutros suponen mensajes dirigidos hacia ella".

En el día anterior al crimen, las peritos ven también una conducta "desorganizada" como síntoma de que estaba entrando en un estado "agudo" de esquizofrenia y creen que en el momento de los hechos su estado le hacía "percibir la realidad distorsionada". "La enfermedad, en ese momento, decidió por Marisol", ha dicho una de las psiquiatras.

A mayores, han descartado que la mujer pudiese estar fingiendo su estado, ya que sus síntomas eran "muy persistentes" y "su actitud general no era simulada".

ESCASA CONCIENCIA DE SU ENFERMEDAD

Uno de los síntomas que aparecen a mayores en este caso, han apuntado las expertas, es la "escasa conciencia de la enfermedad", que la hacía creer que estaba sana.

Por este motivo consideran que, a pesar de que en el informe de Alemania se explicitaba que necesitaba medicación y tratamiento psiquiátrico posterior al alta, la mujer nunca acudiese a un especialista. A pesar de que, en teoría, en este psiquiátrico le dieron el alta bajo supervisión familiar, la mujer regresó sola a casa.

En la biografía que realizaron las forenses se detectó que "hubo episodios con síntomas psiquiátricos sin atención sanitaria previos", que tuvieron lugar a lo largo de los "tres años anteriores" al crimen pero que "no llegaron a ser consultados". Asimismo, las expertas apuntan a la narración, tanto antes como del día de los hechos, de "falsos recuerdos".

ASFIXIA POR COMPRESIÓN

En la última jornada de este juicio han comparecido también los dos forenses que realizaron el levantamiento del cadáver y la autopsia del bebé, de seis meses.

En su intervención, los expertos han contado que encontraron pruebas de una asfixia por compresión del área cervical del cuello de la niña, que pudo ir acompañada de obstrucción de las vías respiratorias, aunque de este último punto no se encontraron evidencias.

Tras apuntar que la menor era una "niña sana normal", los forenses informaron de la localización de "petequias" en los ojos, cara y cuello de la víctima, así como de hemorragias cercanas al área de la laringe y del oído compatibles con la asfixia por compresión.

En el cuello de la niña encontraron además una marca compatible con la presión ejercida por un dedo pulgar. No obstante, los expertos han indicado que el color "oscuro" de la piel de la menor, así como el hecho de que fuese un bebé y no pudiese "oponer resistencia", hace que los signos sean "sutiles".

EL MARIDO DUDABA DE LA PATERNIDAD

Ante el jurado han declarado como testigos los distintos agentes de Policía que participaron el día de los hechos en las diligencias de investigación.

Uno de estos agentes fue el encargado de informar al padre de la niña de lo sucedido cuando, a última hora de la tarde, regresó al hotel. Según ha contado en la sala, el hombre le dijo que se había cambiado de hotel tras una discusión con su mujer esa mañana, en la que ella lo había expulsado de la habitación.

Asimismo, dijo que el motivo de esa discusión había sido que él había pedido que se hiciesen a la niña pruebas de paternidad, porque "tenía dudas", y que su mujer había sufrido una violación hacía un año de la que, creía, era fruto la menor.

El agente se entrevistó también con los ocupantes de la habitación contigua a la pareja, que fueron los primeros en encontrar al bebé, y pudo determinar que el padre "no estaba en la habitación cuando la niña murió".

Otros agentes dieron testimonio de que la mujer era "como un peso muerto" cuando llegaron al hotel, que no pudieron hablar con ella porque estaba "ausente" y que fue trasladada por consejo médico al hospital. "Le hicimos varias preguntas, pero ella no respondía nada, estaba como ausente", ha apuntado uno de los policías.

Finalmente, el jurado ha podido visionar las grabaciones de las cámaras de seguridad del hotel, en las que se ve a la mujer saliendo en dos ocasiones con intención de ir al aeropuerto de Santiago para viajar a Alemania el día anterior. La segunda de las veces, a las 4,00 horas de la madrugada, ella sale en ropa interior y regresa a la media hora.

Además, se han visto las grabaciones del día de los hechos, en las que la mujer entra en la habitación sobre las 19,20 horas y recibe la visita de una conocida en torno a las 20,04 horas, momento en el que se descubre el cuerpo sin vida de la niña.

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