Un centenar de felinos han muerto en menos de un año en las aproximadamente 60 colonias repartidas por Barcelona ciudad y poblaciones de la corona metropolinana, a causa de envenenamientos masivos en la mitad de ellas.

El último episodio y el que ha activado todas las alarmas se localiza desde las últimas semanas en Santa Coloma de Gramenet. Las cuidadoras de Veu Animal encargadas de la colonia de la calle Banús Alta, ubicada en dos solares, han denunciado la muerte de 25 gatos pequeños.

En la misma zona se repiten los episodios y las amenazas de algún vecino.

Acciones repetitivas

En Port Ginesta se contabilizaron 12 gatos envenenados; en El Masnou, seis más de una colonia de FAADA , y en Badalona y Vilassar, otros tantos.

En Barcelona ciudad, las protectoras controlan unos 2.000 gatos y asumen el coste veterinario, de comida y controles . También es donde se detectan más muertes por ingestión de veneno.

El útimo caso se refiere a Montbau, en Horta-Guinardó. La semana pasada fallecieron intoxicados seis gatos de una colonia controlada por la Fundación Altarriba. Igual que los 10 envenenados por un encargado de un supermercado de Les Corts, despedido por la presión de las protectoras.

Swaantje, una cuidadora de Gats Urbans, una colonia urbana de Barcelona, entre las calles Sant Pau y Sant Ramon, detalla como una decena de animales murieron desangrados al ingerir un veneno que descoagulaba su sangre.

Sanciones de hasta 2.000 euros

La Ley catalana de protección animal 22-2003 impone duras sanciones a quien maltrate animales con resultado de muerte (hasta 2.000 euros).

Se complementa con ordenanzas municipales que especifican cómo las colonias de gatos deben ser promocionadas como alternativa al sacrificio y que quedan en manos de las protectoras.

Pese a que la ley ampara a los animalistas, desde el servicio jurídico de la Fundación Altarriba aseguran que "aún hay importantes obstáculos policiales para denunciar los hechos".