Afganistán e Irak: los escenarios más duros de la ‘guerra contra el terror’

  • Las guerras en Afganistán e Irak son la consecuencia más importante de los atentados del 11S.
  • Los resultados de ambos conflictos son, cuanto menos, controvertidos.
Sadam Husein ostentó durante 24 años el máximo poder en Irak.
Sadam Husein ostentó durante 24 años el máximo poder en Irak.
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Sadam Husein ostentó durante 24 años el máximo poder en Irak.

Si alguna consecuencia rotunda han tenido los atentados del 11S han sido las dos guerras que EEUU y la administración Bush han desatado como respuesta a aquel salvaje ataque terrorista.

La 'guerra contra el terror', como se la ha denominado ha tenido muchos frentes (economía, política, espionaje, inteligencia, propaganda…) pero los dos más “candentes” han sido las batallas del ejército americano y sus aliados internacionales en los desiertos de Irak y las montañas de Afganistán.

Contra los talibanes

La primera de las dos guerras de George W. Bush se libró en el país que en ese momento daba cobijo a los responsables de Al Qaeda y a buena parte de su infraestructura. Pese a que no pocos preveían un nuevo “Vietnam” la guerra resultó rápida y relativamente sencilla: con el apoyo de los enemigos internos del régimen talibán y en poco más de un mes la capital del país, Kabul, estaba en manos de EEUU y sus aliados.

Desde entonces y pese a algunos éxitos evidentes e importantes como la propia salida de los talibanes del poder o la celebración de las primeras elecciones democráticas de su historia, la situación no es la idónea: los enfrentamientos con grupos de terroristas siguen sucediéndose, los atentados no han cesado y la autoridad del presidente Karzai y el control de los aliados no llega mucho más allá que los alrededores de la capital y algunos enclaves concretos.

Y lo peor de todo: aparentemente no se ha logrado acabar con Osama Bin Laden ni, desde luego, detenerle.

¿El desastre de Irak?

La relación de la guerra de Irak con el 11S no ha sido ni tan directa ni tan entendida por la opinión pública, pero resulta bastante obvio que sin los atentados de Nueva York lo más probable es que no hubiésemos asistido a una segunda ‘Guerra del Golfo’ .

Los resultados de la invasión y posterior ocupación de Irak son todavía más controvertidos que los de Afganistán: también se ha logrado quitar el poder a un dictador terrible y celebrar elecciones, pero la caída del régimen de Saddam ha llevado a un país extremadamente inestable, con un grado inusitado de violencia, atentados casi a diario y un esfuerzo bélico y una pérdida de vidas que están resultando difíciles de sostener para la sociedad americana.

No obstante, aunque con ese importante costo, las cosas podrían estar cambiando y tanto los estrategas de la Casa Blanca como los propios generales sobre el terreno hablan de éxitos en los últimos tiempos. Unos tiempos en los que el fantasma de la guerra civil, tan frecuentemente agitado por los medios, parece alejarse día a día.

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