El plan de choque contra los topillos comienza a dar los primeros resultados.
Según los datos que maneja la Junta de Castilla y León, en Valladolid se ha reducido el número de roedores en un 71% desde que comenzaron a quemar rastrojos, limpiar cunetas, repartir veneno en tubos de plástico y arar las tierras con máquinas especiales.
Aquí los efectos han sido mayores porque las medidas han sido más intensas. En el resto de la región la disminución de la población de topillos se estima en un 58%.
La consejera de Agricultura, Silvia Clemente, visitó ayer por primera vez las zonas afectadas por la plaga.
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