Entrevista, la prueba en la que puedes superarte

A la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo, necesitas conocimientos previos de la empresa a la que aspiras.
A la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo, necesitas conocimientos previos de la empresa a la que aspiras.
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A la hora de enfrentarte a una entrevista de trabajo, necesitas conocimientos previos de la empresa a la que aspiras.

El currículum, tu iniciativa o tu red de contactos han funcionado. Estás a un paso de lograrlo. Pero queda la última prueba, la más importante, el filtro que marcará el antes y el después, la entrevista de trabajo.

La entrevista de selección es una herramienta básica del proceso, a la que solo acuden los candidatos con posibilidades. Es el momento del entusiasmo inteligente, de demostrar tus actitudes y aptitudes más allá del CV, de saber usar la comunicación.

Para ello será bueno que sepas a quién te estás dirigiendo, cuida tu imagen y tus gestos. Necesitas conocimientos previos de la empresa a la que aspiras, su filosofía, valores, clientes, etc. También del puesto y de ti mismo. Practica tu oratoria y ordena las ideas.

El seleccionador querrá profundizar en el CV y comprobar el estilo personal del aspirante y su experiencia. Busca la alienación entre el CV y el puesto, determina los puntos fuertes y argumentos. Recuerda: puntualidad y profesionalidad.

Existen distintos tipos de entrevista. Pueden ser abiertas (sin un guión previo por parte del entrevistador, utilizando en parte las respuestas del entrevistado), dirigidas (con formato pregunta-respuesta tipo formulario), o semidirigidas. Las hay individuales, de dinámicas de grupo, entrevistas telefónicas, incluso de tribunal (entrevistado por varias personas) o de tensión (cuando se busca encontrar cualidades de reacción).

Es importante que prestes atención al mensaje que estás transmitiendo. No es un interrogatorio, sino un diálogo constructivo, desarrolla conceptos. No te muestres nervioso, la confianza es un valor. Importan tus respuestas pero también tus preguntas, tu habilidad al mostrarte y ser capaz de sintetizar de manera clara y efectiva. Vigila los conceptos negativos. Haz hincapié en tus logros.

Durante la entrevista se suelen tratar muchos temas, tanto personales como profesionales. Las preguntas más frecuentes versarán sobre el ambiente personal y familiar, sobre la formación y/o experiencia, y las competencias. Preguntas como «¿qué buscas en este trabajo?», «¿qué puedes decirme sobre ti?», «¿por qué dejaste tu anterior puesto?», «¿qué éxitos y fracasos consideras más relevantes?»... buscarán discernir sobre tus competencias. No existe respuesta estándar. Motivación, compromiso, actitud positiva y profesionalidad son la clave. Visualízate trabajando allí, evita lo que los expertos llaman efecto Pigmalión: si piensas que no te darán el puesto, lo notarán, y acabará ocurriendo.

Consejos para una buena entrevista

Seguridad. El reclutador se la juega como tú, por eso debes demostrarle que eres la persona idónea y que te adaptarás a las necesidades de la empresa.

Energía. Debes transmitirla, ellos necesitan saber que lo darás todo, sé amable, sonríe, proactivo, claro, pregunta por el puesto, muestra interés.

Usa un lenguaje técnico, positivo, directo y relacionado con el vocabulario de la empresa. Argumenta de modo lógico y razonado.

Define tu valor añadido, marca el espíritu desde el principio, oriéntate por la comunicación no verbal.

Intenta crear buen feeling y sé espontáneo pero ordenado, agradécele su tiempo, un mail de seguimiento ayudará.

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