Una danza "mortal", un preso indultado, la 'matanza de los judíos', una tamborrada aragonesa y homenajear a una diablesa son algunas de las tradiciones más curiosas que se realizan en diferentes lugares repartidos por la geografía española durante de la Semana Santa.

Este periodo de siete días 'santos' —de lunes a domingo (según el calendario civil) o de domingo a sábado (según el calendario litúrgico)— es conocido por la gran cantidad de procesiones en las que se representa la pasión, muerte y resurrección de Jesús. Sin embargo, algunos de los rituales menos multitudinarios, pero no por ello menos importantes, llaman la atención, cada vez más de los turistas —tanto extranjeros como españoles— que quieren conocerlos y disfrutarlos.

Con más o menos antigüedad —desde antes de cristo, desde la edad media o desde el franquismo— se han ido repitiendo cada año, distintos actos en ciudades y pueblos que nada tienen que ver con la fé cristiana. Las típicas procesiones se enfrentan a las características tradiciones de Asturias, León, La Rioja, Girona o Teruel y son elegidas, cada vez más, para el disfrute de las vacaciones de un modo diferente.

Indulto de un preso: Jueves Santo por la mañana en Logroño. Allí se pide el indulto para un preso del centro penitenciario de la ciudad. Ese es el privilegio que ofrecen por Semana Santa desde el año 1997 en la capital riojana. Ahora bien, existen unas condiciones muy concretas: el reo debe tener la mayor parte de su pena cumplida, tener el tercer grado y no haber sido sentenciado por un delito de carácter muy grave. Así, si el Consejo de Ministros aprueba el indulto, la cofradía llevará un Cristo yacente durante su procesión hasta el Palacio de Justicia, desde donde sacan al preso indultado vestido como los cofrades, para salvaguardar su identidad.

El 'bollu' de la suerte: En Asturias, coincidiendo con el Domingo de Ramos, los ahijados llevan a sus padrinos ramos o palmas para desearles buena suerte. Y una semana más tarde, durante el Domingo de Resurrección, los padrinos devuelven el cumplido a sus ahijados con un regalo muy curioso: el 'bollu', una rosca de hojaldre rellena de almendras y adornada con yema de huevo y gran cantidad de detalles de colores.

"Vamos a matar judíos": Es una expresión típica cuando llega la Semana Santa en la provincia de León y, especialmente, en la comarca del Bierzo. La frase repite durante toda la semana santa cuando los leoneses acuden a los bares de la ciudad para beber la típica limonada casera hecha con vino con azucar, frutas variadas y canela, que representa a la sangre judía y se remonta a la Edad Media.

Muchas son las versiones que existen para explicar este hecho. La historia más repetida es que a finales del siglo XII, los monarcas Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón asaltaron las juderías de León, lo que obligó a los judíos a huir e instalarse en la ciudad. A mediados del siglo XIV, el noble leonés, Suero de Quiñones, debía dinero a un prestamista judío de la ciudad y para no pagar su deuda animó a acabar con los judíos, a quienes se culpaba de la muerte de Jesús. Entre Jueves Santo y Viernes Santo, Quiñones y otros fueron a la judería donde asesinaron a mucha gente, incluído al prestamista, para posteriormente celebrar su muerte bebiendo vino.

Danza de la muerte: También el Jueves Santo en el municipio gerundense de Verges se celebra uno de los espectáculos de Semana Santa más extraños que existen. Cinco personajes, cinco esqueletos danzan macabramente al sonido de un tambor. Son dos adultos que llevan una guadaña y una bandera, y tres niños que llevan un plato con ceniza y un reloj sin brocas. Esta procesión es una reminiscencia del terror y el constante recuerdo de la muerte en épocas donde reinaba la peste negra. De alguna manera la esperanza del cristianismo era un triunfo sobre la muerte. Esta tétrica tradición se remonta al siglo XIV, cuando el pueblo tuvo la desgracia de sufrir un brote de peste que fue vista como un castigo divino.

Romper la hora: En Teruel se celebra la tradición de Romper la Hora, declarada de interés turístico internacional. Hacia mediodía del Viernes Santo, los habitantes de la ciudad se congregan en la plaza del pueblo y todos esperan en silencio, con el tambor en bandolera, a que el reloj marque las doce de la mañana. En ese momento suena el reloj de la iglesia y todos los tambores redoblan a la vez convirtiéndose en un espectáculo único en el mundo. Y cuidado con quien rompa el silencio antes de tiempo, porque todos le harán callar.

Homenaje a la diablesa de Orihuela: El Sábado Santo, en el municipio alicantino de Orihuela se celebra "La cruz de los labradores", más conocida como La Diablesa de Orihuela, una procesión que lleva vigente desde el año 1695. Este paso está representado con una gran cruz sobre unas nubes con pequeños ángeles a su alrededor, una esfera del mundo y dos tétricas figuras: un esqueleto y una figura de Satanás con alas de murciélago y pechos femeninos, o lo que es lo mismo, la diablesa. Esta pieza fue encargada al artista francés Nicolás de Bussy por los labradores con la intención de representar el triunfo de la cruz sobre el mundo, la muerte (la figura del esqueleto) y el demonio (la diablesa). Debido a la presencia de la diablesa, el paso no tiene permitido el acceso a ningún templo de la localidad.