Los guionistas se reivindican: "Los programas de televisión no se escriben solos"

  • Hace unos días se celebró el primer encuentro de guionistas de programas de televisión, organizado por el sindicato de guionistas ALMA.
  • Guionistas de programas como 'El Hormiguero', 'El Intermedio', 'Tres príncipes para tres princesas' y 'Got Talent' explicaron cómo se escriben sus programas.
  • Reivindican una mayor visibilidad.
'El Hormiguero', 'Got Talent', 'Late Motiv', 'En la tuya o en la mía', 'Tres príncipes para tres princesas' y 'El Intermedio'.
'El Hormiguero', 'Got Talent', 'Late Motiv', 'En la tuya o en la mía', 'Tres príncipes para tres princesas' y 'El Intermedio'.
ARCHIVO
'El Hormiguero', 'Got Talent', 'Late Motiv', 'En la tuya o en la mía', 'Tres príncipes para tres princesas' y 'El Intermedio'.

Tras años de lucha por obtener reconocimiento, los guionistas de cine y televisión por fin van logrando que el mundo del entretenimiento les ponga nombre

e incluso cara en algunos casos. Sin embargo, todavía existe un grupo concreto de escritores del que apenas se habla, los guionistas de programas de televisión.

Por ese motivo, el Sindicato de Guionistas ALMA organizó el primer encuentro de profesionales de este sector, un evento pensado "para que la gente empiece a saber que los programas de entretenimiento también están escritos por gente" y no son una serie de ideas improvisadas, tal y como explicó el guionista y actor Manuel Burque, moderador de una charla en la que participó una pequeña representación de los equipos de guionistas de diversos espacios televisivos de éxito.

"Un guionista es el que crea el plan sobre el que se construye toda la ficción o todo el programa, y el que le da trabajo a todos los demás. Es decir, un figurinista, un atrezzista, una maquilladora, un auxiliar de dirección, un director, un director de fotografía... dependen del guion. Y, hasta ahora, el reconocimiento que se le da a los guionistas no es directamente proporcional a la importancia que tienen en todo ese proceso. Hay veces que es inversamente proporcional, de hecho", contó Burque.

"Desde ALMA queremos que esto cambie, queremos darle visibilidad y reconocimiento a los guionistas, pero no por necesidad de fama. Es más por una cuestión de que si se le da más importancia y más reconocimiento al guionista, sus condiciones laborales mejoran y si mejoran sus condiciones laborales, todo el proceso y la industria mejoran. Va a estar más feliz, va a exigirse más, se va a arriesgar más, el trabajo de todos los que dependen de él también va a mejorar y la gente va a ver más la tele y va a ir más al cine", sentenció el actor.

El objetivo es dejar muy claro que Buenafuente no improvisa sus monólogos, que las pruebas que hacen los concursantes de un programa no han sido ideadas dos minutos antes por monitores de campamento y que los comentarios ingeniosos de un presentador casi siempre están escritos de antemano.

Programa a programa

El Hormiguero

Los guionistas Juan Ibáñez, Jordi Moltó y Pablo Velasco explican que El Hormiguero "es un programa cuya estructura se basa en el invitado que tenga ese día". Para ello, "es muy importante saber muchas cosas sobre él y no preguntarle lo mismo que en otros sitios". Primero preparan una documentación de veinte folios sobre el personaje que luego lee todo el mundo. De ahí se buscan cosas curiosas que no sepan los espectadores. Una anécdota, por ejemplo, puede dar pie "no necesariamente a una pregunta de la entrevista sino quizá un juego para hacer con el invitado".

"Nos hace mucha gracia que hemos sido varias veces nominados a mejor programa sin guion cuando somos más de veinte guionistas en El Hormiguero", comenta sorprendido Ibáñez, que asegura que él está casi al final de la cadena y que suele escribir cosas para sí mismo. "Son ellos los que a lo mejor están preparando un mes antes una acción para un invitado. Y luego hay varios equipos que se encargan pues uno de las entrevistas, otro de las secciones..." cuenta, asegurando que su trabajo cómico en el programa ya es una recompensa, la parte fácil. "Ser hormiga no es un trabajo", bromea.

"Básicamente, nosotros trabajamos como si fuese para el día pero tiene que estar todo terminado como con una semana de antelación", aseguran. Además, "siempre hay un plan B". Siempre se tiene en cuenta la personalidad del invitado y, si es tímido, no se le proponen ciertas cosas. "Siempre se habla con él antes del programa, se le pregunta y si hay algo que le incomoda o que no le apetece hacer, lo puede decir. No sería la primera vez que tenemos una acción preparada y el invitado de repente no se ve capaz o no se ve haciéndola y se anula", relatan y señalan que Pablo Motos es muy bueno estructurando el programa y sabe cuándo es conveniente alargar una entrevista o acortarla.

"El Hormiguero dura cuarenta y pico minutos y siempre hay preparado un Hormiguero de sesenta. Si la entrevista dura dos minutos porque el entrevistado no habla, pues se realizan más acciones. Si la entrevista dura mucho, pues hay cosas que se quedan en el tintero o colaboradores sin salir. Eso pasa todos los días", revelan.

En cuanto a las quejas de algunos invitados, insisten en que se dan muy pocas veces. "Normalmente, las personas que se niegan a hacer cosas no son los invitados. Cuando viene un internacional siempre hay un montón de gente por en medio que tiene que justificar su sueldo diciéndote que no a algo con la excusa de que el famoso se va a cabrear", dicen.

En cuanto al famoso corto de inicio de la última temporada, Hormivuela como puedas, Ibáñez asegura que "fue un Cristo". El guion se empezó a escribir dos años antes y para esos nueve minutos se trabajó prácticamente todos los días. "Hubo gente saliendo mucho más tarde del trabajo durante uno o dos años para hacer esos pocos minutos. Y tuvimos un avión construido en El Hormiguero todo el año", detallan. "Este verano escribiremos el inicio de temporada no de este año sino del siguiente", cuentan.

Got Talent

El guionista Algerino Marroncelli cree que Got Talent "representa cómo ha cambiado el trabajo de los guionistas". Cuenta que el formato ha estado nominado a dos Emmys de programas sin guion, "programas que no están escritos", cuando él considera que cada vez más la realidad es la contraria. "La tendencia de los últimos años, sobre todo en géneros como los docurealities, es la necesidad de guionistas que sepan contar historias, porque son programas que se basan en el storytelling", cuenta.

"Lo que importa es cómo cuentas el recorrido emocional de cada concursante, de cada actuación que luego está ahí en el escenario. Es un trabajo previo muy importante de redactores y guionistas para perfilar a los concursantes", añade.

"Eso lo haces mucho antes de que luego esa persona efectivamente salga al escenario y actúe delante del jurado. Ese recorrido de cada uno de ellos se hace con los totales que se graban, la presentación, la actuación, las reacciones del jurado... Luego lo terminas de construir en la sala de edición", relata el guionista.

Los guionistas buscan perfiles determinados, ya que se necesita darle variedad al programa. "En el caso de Got Talent hay guionistas que, junto con los directores, preparan antes perfiles de cada concursante. Por cada uno de ellos imaginamos cuál es la historia que queremos contar, que es luego la historia que veis exactamente en el programa. En muy pocos casos al final la historia que se ha contado es distinta, no porque nosotros obliguemos a esas personas a que representen esa historia sino porque le has dado ese enfoque porque crees que esa persona tiene esa historia que contar, que va más allá de lo que va a hacer luego en el escenario", explica Marroncelli.

El guionista también acalara que "el jurado no sabe nada de esas personas antes de que suban al escenario" más allá de algunas preguntas preparadas y unos datos básicos como el nombre o la edad. "No saben ni qué van a hacer ni cuál es su historia personal, de dónde viene esa persona, si a lo mejor quiere pedirle matrimonio a su mujer... Tampoco tienen pinganillo, que es una cosa que nos preguntan mucho. Nadie les dice lo que tienen que decir, lo que hacer, y es un reto interesante", asegura el escritor, quien señala que la clave es el factor sorpresa.

"En muchos programas hay un director que marca los tiempos con pinganillo, aquí no. Ellos han ido aprendiendo a hacer el programa: Jorge y Jesús Vázquez son presentadores y se han ido acostumbrando a su nuevo papel, Eva Hache improvisa continuamente...", dice.

"Este tipo de programas se escriben tres veces, antes, durante (pasan cosas y tienes que saber cómo contar esas cosas o tú haces para que pasen) y después en la edición", explica. "Los formatos son mecanismos de historias posibles. Con todos esos formatos lo que tú haces es crear un mecanismo que puedes reproducir para varias temporadas o para varios países y que te permite contar decenas y decenas de historias que son a la vez iguales y a la vez distintas, porque cada personaje lleva una historia, un pasado, algo que tú tienes que sacar", sentencia.

Tres príncipes para tres princesas

"A nosotros siempre nos preguntan si los participantes son actores, si todo está preparado... No. Obviamente nosotros sabemos hacia dónde vamos a ir a grabar un día, eso está escrito y preparado, otra cosa es que luego dejemos que la cosa fluya", aclara Marta Torres, guionista del programa.

"Tanto en Tres príncipes... como en Quién quiere casarse con mi hijo tenemos muy diferenciados los guionistas: tenemos los guionistas de grabación, que son los que preparan las escaletas para saber qué tienen que grabar, luego están los guionistas de edición, que son absolutamente distintos, y por último está el guion de mesa, que es el guion de continuidad: entradillas de Luján, resúmenes...", detalla Torres.

"Cada uno sabe de lo suyo. Los guionistas de grabación saben generar cosas en el acto, saben de psicología... Al final son psicólogos, porque manejamos a gente con peculiaridades, que tiene cosas que decir y los guionistas saben sacarlo. Si fuese gente plana, a nadie le gustaría ver esos programas. Además, cuando nada sale como estaba previsto, los guionistas reaccionan para que eso tenga una historia que contar", explica la escritora. "Después, los guionistas de edición cogemos todo el material en bruto y hacemos un caldo de pollo concentrado", añade.

"Aunque la gente no se lo crea, ningún diálogo está escrito", insiste la guionista. "Si nosotros escribiésemos todo lo que dicen esos personajes estaríamos en Hollywood hace mucho porque, vamos, no hay película de ficción que tenga un guion más natural. Se dicen algunas cosas que nosotros mismos nos sorprendemos, que nos miramos y decimos "joder". ¿Cómo se nos va a ocurrir sobre la marcha eso?", comenta Torres.

"Eso sí, nosotros lo que hacemos es un casting muy difícil de hacer. No todo el mundo vale para este tipo de programas. Estos son unos realities que no van a buscar precisamente el conflicto. Es un programa blanco, con personajes peculiares, que ven el mundo de otra forma... Yo creo que gustan porque la gente ve lo que vemos todos pero de otra forma. No les decimos lo que tienen que decir, simplemente les hemos buscado porque sabemos que lo van a decir, que es distinto", aclara.

"Nosotros no tratamos con actores. Tú a uno de esos niños le dices lo que tiene que hacer y pasa de ti. Lo que sí hacemos es un casting en el que vemos por ejemplo que una es un poco mala y decimos 'esta es mala, para dentro'", asegura entre risas.

También insiste en que nunca se obliga a que los concursantes mantengan a alguien en el programa ni se puede impedir que se vayan. "Es imposible forzarles. Son muchos días y muchas horas, grabamos alrededor de 12 o 14 horas diarias, imagina que además tienes que estar al lado de alguien que no te gusta...", cuenta Torres, quien presume de formar parte de "un equipo bastante bien avenido" en el que los responsables de casting no dudan en pedir su opinión a los guionistas si lo ven preciso.

Late Motiv

Javier Durán, Marcos Mas y Kaco Forns, tres de los guionistas del nuevo programa de Andreu Buenafuente explican cómo se elaboran los guiones de Late Motiv. "A primera hora de la mañana hacemos una reunión a la que cada uno lleva su propia documentación, cosas que ha encontrado en Twitter o que le han llamado la atención o que se ha inventado, y se hace un brainstorming, como en la mayoría de los programas diarios de humor. De ahí se dirigen las piezas que se van a escribir y cuándo se tienen que entregar", explican.

"El compromiso con el programa son las 24 horas, pero no por obligación sino por puro gusto. Te levantas, ves las redes y estás pendiente de que salga algo gracioso para el programa. Por la noche llegas a casa y te apetece ponerte a ver el programas y comentarlo a los demás por el grupo", cuentan.

Sí hay una estructura: monólogo, entrevista, colaborador y algunas acción extra, aunque se puede cambiar "Tenemos una estructura para poder romperla cuando se considere. Por ejemplo, es el Día de la Mujer y decidimos que Concha Velasco haga el monólogo", relatan.

En cuanto al humor, aclaran que todo tiene un guion muy cerrado, incluso el monólogo de Buenafuente, aunque la experiencia del presentador le permite saltárselo cuando cree conveniente. "Buenafuente es el primero consciente de lo que va a tener gracia y lo que no, lleva trabajando en esto 25 años y es más exigente que todos nosotros juntos. Él sabe bastante de guion, sobre todo en el monólogo, así que improvisa bastante e improvisa muy bien. Es un gusto. Tiene una capacidad acojonante para salir y entrar del monólgo", aseguran los guionistas. "Pero necesita una base de guion para improvisar", matizan.

En cuanto al formato, aunque es americano, afirman que ya se ha vuelto muy español. "Nosotros estamos haciendo cosas distintas. El late americano es mucho más simple", dicen antes de indicar su obsesión por meter todo tipo de contenidos e ideas, tantas que "siempre sobran piezas".

También hay un grupo de coordinación de invitados, cuyo trabajo "no es tanto escribir una entrevista como crear una atmósfera, porque lo que a Andreu le gusta es charlar con los invitados". "Está aprendiendo a entrevistar y yo creo que este año lo está haciendo bastante mejor. Lo que mola es crear una atomósfera determinada, que el entrevistado esté a gusto y que Andreu se entretenga y se sorprenda. Aunque va en detrimento nuestro, cuando la conversación surge de forma natural funciona mejor que las cosas escritas artificiales. Cuando las cosas fluyen naturales, es todo mucho mejor", dicen.

El Intermedio

"Es bastante cruel, pero cuanto peor le va a España, mejor le va al programa. Ahora hacemos mucho más informativo. Vamos derivando a Informe Semanal", bromean Sergio Sarriá y Eduardo García, guionistas de El Intermedio.

La transición del programa a un formato cada vez más informativo ha sido la clave del guion en los últimos años. "Hubo una época en la que pensamos hacer secciones, pero hace ya dos o tres años que nos rendimos porque no avanzaba nada. Al final el día a día te pasa por encima. Una sección en este programa ni perdura ni tiene sentido. Nos convertimos en un informativo de análisis que tenemos la suerte de que un tema podemos tratarlo en ocho minutos y no en 30 segundos pero es informativo al fin y al cabo", explican los escritores.

Incluso limitándose a la actualidad, muchas noticias del día se les quedan fuera, como la polémica de Esperanza Aguirre con la policía en plena Gran Vía, que sucedió a las cinco o seis de la tarde y les obligó a rehacer casi todo el guion en muy pocas horas.

"Somos trece guionistas. Doce nos encargamos de los temas de actualidad por parejas en las que siempre hay cierto equilibrio: uno grita más y otro menos, uno está más loco y el otro menos...", cuentan. El otro guionista es el que se encarga de los vídeos manipulados.

A diferencia de otros programas similares "no hay nada de espacio para la improvisación en El Intermedio". "Desde el 'Buenas noches' hasta el 'Mañana más, pero no mejor, porque es imposible', todo se le escribe a Wyoming", revelan.

En cuanto al equipo de guionistas, confirman que tiene que ser gente con un perfil muy específico, "que escriba humor pero que controle mucho de actualidad". Además, existe un apoyo de redacción muy importante.

En la tuya o en la mía

Luis Murillo, guionista de En la tuya o en la mía, asegura que "el 80 o 90% de las cosas que dice el presentador están escritas", también el prólogo y el epílogo. "Incluso las réplicas a algunas respuestas previstas están escritas", señala. Según Murillo, lo importante es que Bertín Osborne demuestra mucha espontaneidad y "esa es una de las claves de su éxito". Para potenciar esa impresión, "también interesa que parezca que no tiene guion".

Mostrar comentarios

Códigos Descuento