Con pena por el adiós pero con la confianza y la ilusión de que el próximo mes de diciembre estarán de vuelta. Así se fueron los pequeños ucranianos que han compartido parte de este verano con familias ceutíes.
Los padres de acogida tampoco lo pasaron bien en el adiós pero todos coinciden en que "el momento no es doloroso porque tanto ellos como nosotros tenemos perfectamente asumido en qué consiste la experiencia".
Cargado con material escolar, higiénico y sanitario, ropa y comida, partió el pequeño grupo de seis niños de vuelta a su país con la mirada puesta en las próximas fiestas navideñas en las que se reencontrarán con sus familias de acogida que ya han realizado los trámites necesarios.
La experiencia, una vez más, ha sido satisfactoria ya que, como comenta la presidenta de DIGMUN, asociación que promueve las acogidas, Maribel Lorente, "la mayoría de estos niños proceden de familias desestructuradas, llegan carentes de cariño y el único modelo familiar que tienen es el que les ofrecemos nosotros".
El periodo de acogida resulta sorprendente tanto para los niños como para los padres ya que los pequeños aprenden cosas nuevas al estar en contacto con otro país, otras costumbres, etcétera y los padres se asombran de la facilidad con que estos pequeños se adaptan a las circunstancias y sobre todo aprenden el nuevo idioma.
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