Es bien sabido por todos el profundo amor y devoción que sentía Diana de Gales por sus dos hijos, Guillermo y Enrique, y sus sentimientos eran correspondidos con igual intensidad.

En más de un sentido, sus dos pequeños siempre fueron el origen de su fuerza en los momentos flacos, su alegría en medio de su triste e infructuosa búsqueda del amor. El vínculo entre Lady Di y sus hijos era estrechísimo, y tras su muerte, los dos jóvenes príncipes no solo quedaron brutalmente despojados del amor de una madre, sino también de su más grande ejemplo y modelo de inspiración.

Sin embargo, ambos han demostrado a lo largo de estos años que han sido los mejores custodios de la memoria de su madre, celosos e implacables guardianes, pero también cariñosos hijos que aún sienten que su madre está muy viva.

La traición del mayordomo

Cuando Paul Burrel, el que fuera fiel mayordomo y amigo de la princesa de Gales comenzó a divulgar cartas privadas y detalles de su vida íntima, Guillermo y Enrique no dudaron en acusarle de "traición fría y flagrante".

En un comunicado conjunto, aseguraron: "No es sólo profundamente doloroso para nosotros dos, sino para cualquiera que pueda verse afectado, y humillaría a nuestra madre si estuviera viva y, si se nos permite decirlo, creemos que podemos hablar más en nombre de nuestra madre que Paul".

Entre las grandes revelaciones de Burrel figuraba una carta, escrita al parecer por Lady Di en persona, en la que comunica su temor a ser asesinada en un accidente de coche provocado por "un fallo de los frenos".

Otra carta, escrita por el duque de Edimburgo, asegura que tanto él como la reina Isabel II desaprobaban la relación del príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles.

"No puedo imaginar a alguien que esté en su sano juicio que te deje a ti por Camilla. Una perspectiva así ni siquiera se nos pasó por la cabeza", afirmaba el duque en su misiva, escrita en 1992, el año de la separación oficial de los príncipes de Gales.

Una tercera carta hablaba de los supuestos "desórdenes mentales" que sufría la princesa.

Las imagenes de su muerte

La revista Chi en Italia e Interviú en España publican unas siniestras imágenes de la agonía de lady di en el coche, cuando aún no habían llegado los servicios de emergencia al lugar del siniestro.

Los dos jóvenes príncipes emitieron un comunicado en el que expresaron su repulsa: "A pesar del apoyo expresado tanto a nosotros como a la memoria de nuestra madre, consideramos que, como hijos, no estaríamos cumpliendo nuestras obligaciones con ella ahora si no hiciésemos nada por protegerla, como ella hizo con nosotros".

La boda de su padre con Camilla

Sin duda, uno de los momentos más duros para los jóvenes príncipes fue afrontar la boda de su padre, el príncipe Carlos, con Camilla Parker-Bowles, la mujer con la que su padre fue infiel a su madre durante tanto tiempo de su matrimonio.

Los portavoces de la Casa Real británica aseguraban que Guillermo y Enrique estaban encantados con la noticia. Pero la prensa, por el contrario, señalaba que el hijo menor de Diana de Gales, lejos de estar feliz, se oponía al enlace de su padre.

Según los diarios, Enrique, que entonces tenía 20 años, consideraba que esa boda iba "en contra de la memoria" de su madre.

Un allegado al joven príncipe dijo al diario que "todo el mundo dentro del círculo real sabe que esta situación es extremadamente difícil para Harry. Nunca quiso a Camilla y no quiere vivir en la misma casa que ella".

Al final, el tiempo ha asentado los recelos, y los príncipes han terminado por aceptar a camilla en sus vidas, en pro de la felicidad de su padre.

El documental más polémico

Infinidad de libros, reportajes y documentales han salido a la luz este año con motivo del décimo aniversario de su muerte. Sin embargo, probablemente ninguno ha sido tan polémico como el que emitió el canal británico Channel 4, Diana: The Witnesses in the Tunnel, ('Diana: los testigos en el túnel') que incluía las polémicas imágenes publicadas por la revista Chi e Interviú de una princesa de Gales moribunda en el momento en el que fue atendida por el equipo médico, tras el accidente automovilístico que le costó la vida.

Los príncipes Guillermo y Enrique de Inglaterra, hicieron pública una carta dirigida a este canal televisivo, remitida a través de su secretario, Jamie Lowther-Pinkerton, en el que expresan su malestar.

Tras una breve batalla legal, y a pesar de las protestas de los príncipes, la cadena consideró que este material gráfico era de "interés público".

A corazón abierto

Por el contrario, otro documental, esta vez emitido por el canal estadounidense NBC en junio de este año, desvelaba los sentimientos más íntimos de los príncipes hacia su madre a través de una entrevista personal.

"En los últimos diez años siempre he sentido que ella está aquí", asegura el príncipe Enrique de Inglaterra, de 22 años. «Siempre pensábamos en ello (la muerte de su madre). No hay un día, desde entonces, en que no piense en ella», confiesa su hermano mayor, Guillermo, de 24.

«Pasara lo que pasara aquel día en ese túnel, nadie lo sabrá. La gente se lo pregunta; yo nunca dejaré de hacerlo», se lamenta en la entrevista el príncipe Enrique.

Concierto para Diana

El pasado 1 de julio, los príncipes se emocionaban al ver realizado uno de sus más emotivos proyectos, que tan cariñosamente habían preparado desde un año antes.

Coincidiendo con el año en que se celebra el décimo aniversario de su madre, pero escogiendo una fecha más alegre, la de su 46 cumpleaños, unas 65.000 personas abarrotaron el nuevo estadio de Wembley para participar en el "Concierto por Diana".

Guillermo y Enrique presidieron -con la cercana presencia de sus respectivas novias, Chelsy Davy y Kate Middleton, con las que pronto podrían casarse- un gran espectáculo musical en el que participaban los artistas que a la fallecida princesa de Gales más le emocionaban en vida.

Rod Stewart, Elton John y Duran Duran no faltaron a ese homenaje en el que también participaron figuras del deporte como David Beckham, John McEnroe y Boris Becker.

Sin duda, si ella les está viendo desde algún lugar, a Guillermo, siempre esforzado en estar a la altura de sus responsabilidades, y a Enrique, tan sensible, volcado en continuar la labor humanitario que ella realizó con tanto cariño, debe estar muy orgullosa de ellos.