Muere torturado por dos jóvenes en Roma que querían "ver qué se sentía" al cometer un crimen

  • El cadáver del joven de 23 años fue hallado en la vivienda del hijo de un rico empresario romano.
  • Los presuntos autores del crimen, dos treinteañeros, le conocían y fueron a por él.
  • "Los fallos y los pecados se pagan", ha dicho el padre de uno de ellos.
El joven Luca Varani, asesinado en Roma.
El joven Luca Varani, asesinado en Roma.
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El joven Luca Varani, asesinado en Roma.

El cuerpo desfigurado de Luca Varani (23 años) fue hallado sin vida el pasado fin de semana en una apartamento de Roma. Este joven de 23 años, yugoslavo de origen pero adoptado por una familia italiana, murió de la peor manera posible: torturado.

Cuando los agentes de la Policía italiana llegaron al apartamento, propiedad del hijo de un rico empresario romano, no daban crédito. Según han revelado fuentes de la investigación a los medios italianos, tenía cortes por todo el cuerpo, presentaba síntomas de ahogamiento y le habían reventado la cabeza a golpes, posiblemente con un martillo.

¿Un crimen truculento y pasional? ¿Un ajuste de cuentas? ¿Una venganza...? La respuesta es 'no'. Según ha confesado ante la Policía uno de los dos detenidos, Manuel Foffo (el dueño de la casa donde estaba el cadáver), él y Marc Prato actuaron por puro sadismo. Solo querían ver "qué se sentía" al torturar a una persona, al inflingirle tanto dolor como fuera capaz de soportar. O más.

Asusta pensar que experimentar y disfrutar con el dolor ajeno era la máxima aspiración de dos jóvenes que rozan la treintena y que, al parecer, pertenecen a las clases acomodadas de la sociedad romana.

"Un monstruo"

"Quiero pensar que se trataba de la droga, de lo contrario tendré que admitir que he criado a un monstruo", ha sido lo que ha acertado a decir el padre de Foffo al conocer la noticia que ha conmocionado a Italia.

De hecho, los abogados de este magnate de la restauración y la automoción (tiene varias autoescuelas) aconsejaron inicialmente al joven que declarara haber actuado bajo los efectos de las drogas y el alcohol. Y así lo hizo.

Luego, ya ante los agentes, se desmoronó y acabó contando que salieron de caza. A por una víctima propiciatoria con la exclusiva intención de acabar con su vida para ver qué sensaciones podían experimentar.

El otro acusado del crimen, Marc Prato, conocía a la víctima, por lo que decidieron ir a por él. El resto transcurrió como en cualquier encuentro de amigos. Risas, copas y una invitación a tomar la última en casa del que viva más cerca.

Así llegó el pobre Luca al apartamento donde perdió la vida. Sus verdugos se enfrentan ahora a un cargo de homicidio con premeditación y con el agravante de crueldad que podría costarles la cadena perpetua.

"Los fallos, las deudas y pecados se pagan, y él va a pagar, pero siendo padre también quiero pensar que hay una razón para todo esto", se ha lamentado el padre de Foffo.

El otro acusado, Marc Prato, intentó pagar por su crimen poco después de cometerlo y trató de suicidarse con barbitúricos. No lo logró porque la Policía le localizó en un hotel antes de que hicieran efecto. Ahora tendrá que responder ante la Justicia.

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