El obispo de Cuenca, José María Yanguas, ha admitido este viernes que es "muy difícil, por no decir prácticamente imposible" encontrar una solución "permanente" para evitar situaciones como el desprendimiento de parte de la cornisa de la fachada delantera de la Catedral que tuvo lugar el fin de semana pasado como consecuencia de las lluvias registradas en la capital.
En declaraciones a los medios de comunicación, Yanguas ha recordado que, a raíz de la caída de "algunos trozos", varios efectivos del Parque de Bomberos de Cuenca hicieron una revisión de la fachada del monumento y un equipo de albañiles la "revisaron y repararon".
No obstante, en un edificio de ochocientos años de antigüedad y expuesto a "fríos, lluvias, hielos, que abren, agrietan y rompen" en la piedra lo único que "cabe", ha dicho, es una "revisión periódica" con carácter anual "para asegurarnos de los lugares de mayor peligro". "No creo que quepa otra", ha subrayado.
El año pasado ya se llevó a cabo una revisión de estas características y el obispo de la Diócesis conquense espera que este año "se pueda volver a ejecutar".
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