Un poema fotográfico dedicado a las 'ikinga', las bicis de Burundi

  • El fotógrafo Stephan Würth compone un inocente canto a las bicicletas, imprescindibles en Burundi, uno de los países mása pobres del mundo.
  • Mientras la nación del África Oriental atraviesa una de las peores crisis de violencia de su historia, Würtz dirige su mirada a la importancia cotidiana de las 'ikinga'.
  • Las bicis funcionan como taxis, transporte de mercancías, acarreo de alimentos...
Un hombre burundés transporte ladrillos en su bicicleta
Un hombre burundés transporte ladrillos en su bicicleta
© Stephan Würth - From 'Ikinga', published by Damiani Editore
Un hombre burundés transporte ladrillos en su bicicleta

Con dos genocidios recientes en los que fueron asesinadas al menos 250.000 personas —en 1972 los crímenes en masa de  hutus por militares tutsis y en 1993 la carnicería inversa de tutsis por la población mayoritaria hutu—, una guerra civil de una docena de años, uno de los mayores índices de pobreza del mundo —el tercer país empezando por la cola según el Banco Mundial—, el territorio sembrado de fosas comunes y enterramientos según un informe de Amnistía Internacional de enero de 2016 y un presidente, Pierre Nkurunziza, amenazado por su propio ejército y, al tiempo, declarando que no admitirá una intervención de un cuerpo de paz de la Unión Africana, poco bueno se puede encontrar para contar en el trágico Burundi.

Sin salida al mar y enclavado en el polvorín de los grandes lagos de África Oriental —tiene fronteras con otros lugares donde los recursos naturales son muchos y las únicas leyes vigentes son las balas, los machetes y la corrupción: Ruanda, Tanzania y la República Democrática del Congo—, a Burundi le ha encontrado una posible cara amable un joven fotógrafo alemán-estadounidense, Stephan Würth, firmante de un libro de un matiz poético bastante difícil de tragar sabiendo lo que se cuece.

Con el iPhone y desde la ventanilla de un coche

Ikinga (como llaman en Burundi a las bicicletas) es un producto que sólo puede firmar un hípster: un libro de la cara amable de las bicis compuesto por fotografías realizadas con un iPhone durante un viaje de dos días por Burundi. Sabíamos que el teléfono de Apple tiene una buena óptica y es posible hacer con él decentes trabajos documentales. La sorpresa es que alguien se atreva a editar un libro tras nada menos que dos días haciendo, desde la alejada ventanilla de un automóvil, instantáneas de los ciclistas a los que va dejando atrás, ciudadanos de un país donde cada día de vida es un regalo.

La declaración de intenciones del fotógrafo —el término en este caso merecería ir en cursivas pese a que la promoción compara la mirada del autor, ahí es nada, con la de Walker Evans en las fotos callejeras de los años treinta del siglo XX— intenta endulzar lo injustificable. "Durante su visita, Würth trató de evitar las complejidades de la política regional y las jerarquías tribales", dicen insistiendo en lo evidente.

"En su lugar, [el fotógrafo] rotó la lente hacia un lado del país que es invisible y del que no se informa. Se sintió atraído por lo que los locales llaman hombres-taxi-ciclistas que pueden verse en todas partes, en las calles de las ciudades bulliciosas y los vibrantes mercados al aire libre y en las bulliciosas calles de la capital del país, Buyumbura", señala.

Filtradas como en Instagram

Con estos mimbres, el libro, editado por Damiani [72 páginas, 40 euros], teje una especie de cuenta de Instagram —todas las fotos están filtradas con los colores típicos de la red social— pero impresa. Las imágenes, que "revelan el papel integral de la bicicleta" en la cultura de Burundi y la "inventiva y el espíritu empresarial" que ponen los burundeses en el medio de transporte.

En un ensayo añadido al libro, el escritor Joseph Akel dice: "Así como la historia de Burundi y el legado de la guerra civil y el conflicto étnico no pueden ser ignorados, las fotografías de Würth, lejos de olvidar ese legado, presentan una visión única de la vida de hoy en Burundi y ofrecen nuevas perspectivas sobre cómo la nación se esfuerza por superar su pasado (...) La bicicleta se ha convertido en un potente símbolo de cómo ese cambio se está jugando".

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