Apretujados: así duermen enfermos del Ruiz de Alda

Tubos de oxígeno por el suelo, pacientes sin mesas para comer... La falta de personal y el cierre de varias alas deja al hospital en un caos evidente.
Una de las habitaciones del hospital, ayer, donde se ve la evidente falta de espacio para tres pacientes.(Torres)
Una de las habitaciones del hospital, ayer, donde se ve la evidente falta de espacio para tres pacientes.(Torres)
Una de las habitaciones del hospital, ayer, donde se ve la evidente falta de espacio para tres pacientes.(Torres)

Ventura y Diego se dan afectuosamente la mano y se desean «salud». Diego, al que le acaban de dar el alta, está ansioso por dejar el Hospital Ruiz de Alda tras una «semana para olvidar», dice, y Ventura le agradece «lo bien que te has portado conmigo». Y no es para menos.

Al salir de urgencias, Ventura fue trasladado a una habitación que dista mucho de ser una suite: «En un trastero hay más espacio», bromea. Allí ya estaban Juan y Diego: «Como no había sitio para uno más, lo dejaron debajo del televisor», exclama Diego.

Ventura asiente resignado y María Montoro, la madre del ya ex paciente Diego, dice que es «indignante la situación». «Cada vez que necesita llamar a la enfermera, el pobre tiene que despertar a mi hijo porque ahí –señala el espacio que hay frente a las otras dos camas– no hay timbre».

Pero eso no es todo. Hay tubos de oxígeno por el suelo de la habitación –equipada para dos y no para tres pacientes–, y Ventura tiene que apoyar la bandeja de la comida en sus piernas, «porque a él no le ha tocado tener mesa ni taquilla», dice su hermano. Mientras, los familiares de Juan comparten las quejas. Esta situación se da «todos los veranos» en el Hospital Ruiz de Alda, dicen los acompañantes de pacientes de otras plantas. El propio personal sanitario así lo ha confirmado a 20 minutos: «Los enfermos  tienen que ser reagrupados en las habitaciones», lamenta una enfermera, que prefiere no identificarse.

Tal es así, que la distribución de los pacientes en las plantas se hace «en función del espacio y los especialistas disponibles y no de la dolencia, como es lo habitual»,  añade otro sanitario. «No contratan a más gente, cierran varias alas del hospital y nadie da la cara. Son los enfermeros los que tienen que aguantar el chaparrón», lamenta María Montoro. «Nos han dicho que entrará otra persona por Diego, así que seguirán durmiendo apretujados», asume el hermano de Ventura.

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