Ja, No. Ja, ja. Llegué a esto de forma casual. Estudié cine y bueno, era esto o camarero.

¿Qué se siente en el primer día de rodaje pornográfico?

Mira, me preocupaban tanto la iluminación, las tomas... que no reparé en que allí había gente practicando sexo.

Le dirán: «¡Tú sí que sabes!»

No es eso que dicen en plan: «Me tiro a todas, desfase...». Los actores llegan, hacen su trabajo, y adiós. Además, no saco mucho dinero, y mi pasión es el cine convencional.

¿Cómo reacciona la gente al conocer su profesión?

Bueno, profesión... Me dedico a esto. Y sí, es complicado. Cuando hice la primera película X mi novia estuvo con la mosca detrás de la oreja.

¿Lógico?

Sí... El porno se está liberando, pero si le digo a una chica que soy director de cine X cree que soy un pervertido. Y si se lo digo a un chico, me pide ser actor en mi peli.

Ya. Hay un cliché progre que dice: «Probé el porno, pero no, no va conmigo».

Cierto, pero ya no es como antes, cuando el porno era de pervertidos y mafiosos (ironiza); gente que entraba tapada en los sex-shop de Zabalburu.

¿Qué hay de su último film?

Sex jauna. Está rodada en Bilbao y Getaria. El guión es una excusa: un marqués manda a su mayordomo a por chicas. Pero me gusta el cine, y hemos mantenido cierta clase.

En serio, ¿el actor disfruta?

Se suelen centrar en el trabajo. Pero vaya, en Sex jauna había una pareja que se tenía ganas. Se entregaron y olvidaron que era una peli. ¡Y vaya si se nota en el resultado!

BIO. Tiene 35 años, nació en Portugalete y estudió dirección de cine. Ha hecho cortos y dirigido dos películas porno.