Cuando más dure este tiempo –lloviendo casi a diario, pero sin ser torrencialmente–, más persistirán las alergias, ya que las plantas se encuentran en una situación de floración más larga de lo habitual, insisten los expertos. A más flores, más polen. Tanto que estamos en los niveles críticos, según los últimos datos de la Red Española de Aerobiología.
Así las cosas, las alergias son estos días una de las principales motivos de consulta en los centros de salud. Y, dadas las expectativas, la presión asistencial no bajará porque la lluvia no sólo es un aliado del polen, también mantiene la humedad en el ambiente, lo que favorece la vida de los ácaros y perjudica a los 36.000 alérgicos al polen que hay en la ciudad.
En A Coruña peor que en Santiago
La insistencia de la lluvia en pleno verano es especialmente dañina para los alérgicos que viven en zonas muy calurosas. Por eso son los ourensanos los que peor lo pasan. Así lo explica Victoria Jato, una de las responsables de la Rede Galega de Aerobioloxía, que señala que en A Coruña la clave para reducir las concentraciones de polen está en el viento. A más viento, más calidad del aire; o a más lluvia. Es el caso de Santiago: allí los chaparrones son más intensos y eliminan el polen del aire.
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