12.000 alérgicos coruñeses vivirán su verano más duro

  • La lluvia favorece la floración y los niveles de polen son altos para esta época del año.
  • Los expertos afirman que el periodo crítico se prolongará semanas.
La peor época para los alérgicos al polen es del 15 de junio al 15 de julio, por lo que a día de hoy empezarían a respirar aliviados. Pero este año no va a ser así, tendrán que armarse de paciencia para seguir soportando las altas concentraciones de polen que se mantendrán durante las próximas semanas. Para ellos, este verano será más largo de lo habitual. Y la culpa la tiene el tiempo.Además de conformarse con un sol esquivo y una persistente lluvia (algo que afecta a todos los coruñeses), unos 12.000 herculinos no sólo echan de menos la playa, sino que tienen que convivir con la rinitis y el asma que desencadena su alergia al polen. La mayoría son sensibles al polen de las gramíneas, que en estos momentos se encuentran en su nivel más alto de concentración, según la Rede Galega de Aerobioloxía. No sólo no han perdido intensidad, sino que se prevé que la época de crisis se prolongue durante varias semanas.

Cuando más dure este tiempo –lloviendo casi a diario, pero sin ser torrencialmente–, más persistirán las alergias, ya que las plantas se encuentran en una situación de floración más larga de lo habitual, insisten los expertos. A más flores, más polen. Tanto que estamos en los niveles críticos, según los últimos datos de la Red Española de Aerobiología.

Así las cosas, las alergias son estos días una de las principales motivos de consulta en los centros de salud. Y, dadas las expectativas, la presión asistencial no bajará porque la lluvia no sólo es un aliado del polen, también mantiene la humedad en el ambiente, lo que favorece la vida de los ácaros y perjudica a los 36.000 alérgicos al polen que hay en la ciudad.

En A Coruña peor que en Santiago

La insistencia de la lluvia en pleno verano es especialmente dañina para los alérgicos que viven en zonas muy calurosas. Por eso son los ourensanos los que peor lo pasan. Así lo explica Victoria Jato, una de las responsables de la Rede Galega de Aerobioloxía, que señala que en A Coruña la clave para reducir las concentraciones de polen está en el viento. A más viento, más calidad del aire; o a más lluvia. Es el caso de Santiago: allí los chaparrones son más intensos y eliminan el polen del aire.

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