Cuando Egipto dejó de ser faraónico y aceptó la armonía de las tres religiones monoteístas

  • El Museo Británico organiza la primera muestra de carácter internacional que abarca 1.200 años de la historia del país tras los faraones.
  • Egipto abandonó su ancestral politeísmo y dio paso a las tres religiones que se sustentan en la figura de Abraham.
  • Los documentos descubren largos periodos de coexistencia pacífica, tensiones intermitentes y también conflictos.
Busto de Julio César Germánico, militar y noble romano que gobernó la Germania, creado en Egipto y con una cruz tallada a posteriori en la frente
Busto de Julio César Germánico, militar y noble romano que gobernó la Germania, creado en Egipto y con una cruz tallada a posteriori en la frente
© The Trustees of the British Museum
Busto de Julio César Germánico, militar y noble romano que gobernó la Germania, creado en Egipto y con una cruz tallada a posteriori en la frente

Cleopatra y su amante y aliado Marco Antonio morían en el año 30 a.e.c. Ambos se suicidaron, incapaces de aceptar la deshonra de una derrota. Egipto se convirtió en parte del Imperio Romano, en el siglo I llegó el cristianismo —que encaminó al país a la era bizantina— y en el año 639 llegaría la conquista musulmana, con un califato que toleró la convivencia con cristianos y judíos.

Más allá de los faraones, la cultura egipcia contiene una riqueza y complejidad histórica que entrelaza las tres religiones monoteístas y a menudo queda eclipsada por el atractivo de pirámides, sarcófagos y dioses de tradición prehistórica. Recién presentada en el Museo Británico y en cartel hasta el 7 de febrero, Egypt: faith after the pharaohs (Egipto: la fe después de los faraones) reúne en Londres cerca de 200 piezas que documentan cómo una sociedad de ancestrales tradiciones politeístas inicia su transición hacia el monoteísmo.

La primera de carácter internacional que copa 1.200 años de historia egipcia, la exposición traza una línea cronológica primero con una mayoría cristiana y después musulmana, con una prosperidad intermitente de las comunidades judías. Los vastos fondos arqueológicos de Egipto proporcionan información sobre la vida de individuos y comunidades religiosas, descubriendo largos periodos de coexistencia pacífica, tensiones intermitentes y también conflictos.

Mezcla de símbolos grecorromanos y cristianos

Tres significativos ejemplos de la Biblia hebrea, el Nuevo Testamento cristiano y el Corán islámico (las escrituras sagradas de fes que se sustentan todas en la figura de Abraham) abren la muestra acompañados de tres sellos de la vida cotidiana asociados con cada religión. Los humildes objetos junto a los tres grandiosos códices enfatizan la relación entre la cara institucional de la religión y su práctica diaria, dos temas clave de la exposición.

El ejemplar del Nuevo Testamento es sin duda una de las grandes joyas de la muestra. Parte del Codex Sinaiticus, datada en el siglo IV e.c. y en poder de la Biblioteca Británica, es la Biblia más antigua que se conserva.

La aridez del clima ha facilitado que en Egipto se preserve material frágil como el textil que no hubiera podido llegar a nuestros días de otro modo: desde el Museo Británico destacan un asombroso par de cortinas completas datadas entre los siglos VI y VII con motivos que incluyen cupidos y victorias aladas, todavía herederas del periodo clásico. Las victorias portan cruces y ejemplifican la fusión de motivos grecorromanos y cristianos.

Una sociedad mediterránea medieval

Un apartado sobre la transformación del paisaje detalla cómo los antiguos monumentos fueron destruidos, adaptados y reutilizados. Parte de los complejos históricos de templos fueron en ocasiones transformados en iglesias; tras la conquista musulmana, la Mezquita de Al-'Alttrin en Alejandría se construyó con cientos de columnas y capiteles romanos.

La muestra termina con el espectacular conjunto de 200.000 textos de la Sinagoga Ben Ezra del Cairo, que estaban depositados en un almacén (geniza) de material sagrado en desuso para su posterior retirada y destrucción ritual.

Datados entre los siglos XI y XIII y escritos en hebreo, judeoárabe, arameo y árabe, desentrañan la existencia de una comunidad judía con vínculos internacionales que van de España a la India. La colección es un testimonio de la vida diaria de los judíos en el Cairo del medievo y refleja una sociedad mediterránea medieval que incluye en todo momento a musulmanes y cristianos.

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