La Generalitat ha empezado a fumigar el río Segre, a su paso por Torres de Segre, con una bacteria, la que los técnicos conocen como bacillus Thuringiensis Israeliensis para luchar contra la mosca negra, que este año está provocando picaduras más dolorosas que las de los mosquitos.

La erradicación de esta bacteria, que en la práctica provoca una especie de peritonitis a las moscas, ha sido muy eficaz en el río Ebro. A la prueba piloto ha asistido el delegado del Govern en Lleida, Jaume Gilabert.

Las fumigaciones de hoy, en las cercanías de la piscina del pueblo, servirán para conocer la cantidad de esta bacteria que los técnicos tienen que distribuir en otros puntos del río, según explicó el responsable de la lucha contra la mosca negra del Centro de Servicios Ambientales del Bajo Ebro (CODE), Raúl Escosa.

Los resultados de este primer test realizado ayer permitirán definir una metodología de trabajo para extinguir en el grado que sea posible las larvas de mosca negra que contiene el río y que desde la Unitat d’Ecosistemes Aquàtics se ha calculado que están entre unas 150 y unas 300 por cada quilo de una alga llamada macrófito. Una cantidad similar a la que se ha detectado en el río Ebro.

El director de los Serveis Territorials de Salut en Lleida, Sebastià Barranco, que asistió a la prueba junto al delegado del Govern, Jaume Gilabert, explicó que este año se han registrado, de momento, una media de 12 visitas médicas por semana en el CAP de Seròs, uno de los municipios del Segrià más afectados por la plaga de la mosca negra. Aún así, Barranco comentó que muchos de los afectados no acuden al centro sanitario ya que la picadura de este insecto no comporta patologías graves y con un tratamiento sintomático del dolor es suficiente.

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