Siete lobos en semilibertad, en el nuevo centro de Robledo (Zamora)

El Centro del Lobo Ibérico situado en la localidad zamorana de Robledo y que ha sido inaugurado este lunes cuenta con siete ejemplares de lobo, la mayoría nacidos en cautividad y cedidos por parques de naturaleza, aunque otros han sido rescatados del medio natural y recuperados, pero no son aptos para la vida en libertad.

El Centro del Lobo Ibérico situado en la localidad zamorana de Robledo y que ha sido inaugurado este lunes cuenta con siete ejemplares de lobo, la mayoría nacidos en cautividad y cedidos por parques de naturaleza, aunque otros han sido rescatados del medio natural y recuperados, pero no son aptos para la vida en libertad.

En total, el nuevo centro acoge siete ejemplares, cinco hembras y dos machos, unidos en dos manadas, ya que su funcionamiento es la unidad social como grupo familiar, muy jerarquizado y territorial.

También se ha propiciado la existencia de parejas alfa o dominantes, para evitar problemas al tratar de adquirir este rango jerárquico, que conviven en tranquilidad con los individuos de menor categoría social.

Así los asistentes podrán disfrutar de la observación de lobos ibéricos en condiciones de semilibertad; conocer su interesante biología y ecología, los planes que garantizan su conservación y gestión, y el rico patrimonio cultural derivado de su relación con las poblaciones humanas; valorar la importancia de la especie como elemento dinamizador del medio rural, y acceder a los valores y recursos turísticos del espacio natural donde está ubicado.

Características de la construcción

El nuevo complejo está compuesto por un centro de interpretación, recintos vallados con tres observatorios elevados -dos de ellos accesibles-, e infraestructuras de manejo y control veterinario.

El edificio principal es una construcción integrada con el entorno y eco-eficiente de 1.800 metros cuadrados, que evoca y reinterpreta elementos patrimoniales que simulan un 'cortello o curro dos lobos', una guarida típica de la arquitectura popular que data del siglo XVIII, cuyo objetivo es simular la caza del lobo.

En los recintos vallados, de tres hectáreas cada uno, se alojan ejemplares de lobo ibérico en régimen de semilibertad, para que puedan ser observados por los visitantes. Los recintos cuentan con vegetación natural, zonas de refugio, charcas artificiales y un completo sistema de videovigilancia para garantizar las condiciones de bienestar de los ejemplares.

En su diseño se han tenido en cuenta tanto los factores bioclimáticos como el uso de los materiales propios de la zona, la disposición enterrada del edificio principal para incrementar su aislamiento, la existencia de una cubierta ajardinada o la iluminación natural a través de lucernarios haciendo uso de las energías renovables.

Para facilitar la observación de los lobos, se han construido varias sendas peatonales -algunas adaptadas para el tránsito de personas con discapacidad- con el fin de no alterar sus pautas de comportamiento natural. Algunos ejemplares están socializados con el hombre, por lo que se cuenta con una serie de espacios e instalaciones auxiliares destinadas, tales como recintos de aclimatación o pasillos de manejo.

En la puesta en marcha, el consejero ha apuntado que se trata de una especie, el lobo, que estuvo a punto de extinguirse y es "un ejemplo de repoblación con varias manadas en Castilla y León.

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