Ingenieros agrónomos andaluces participan en una iniciativa para luchar contra la malnutrición en el mundo

El decano del Colegio de Agrónomos de Andalucía, Jerónimo Cejudo, ha participado en la elaboración de la Carta Universal del Ingeniero Agrónomo, un documento que recoge diez principios que se comprometen a respetar y que tiene como objetivo cooperar en la definición de una estrategia técnica y de sostenibilidad ambiental para todo el planeta y en particular para las zonas en vía de desarrollo.

El decano del Colegio de Agrónomos de Andalucía, Jerónimo Cejudo, ha participado en la elaboración de la Carta Universal del Ingeniero Agrónomo, un documento que recoge diez principios que se comprometen a respetar y que tiene como objetivo cooperar en la definición de una estrategia técnica y de sostenibilidad ambiental para todo el planeta y en particular para las zonas en vía de desarrollo.

Así lo ha señalado en el VI Congreso Mundial de Ingenieros Agrónomos en la Expo de Milán 2015 que ha contado con una importante representación española y andaluza.

Cejudo ha explicado que "los ingenieros andaluces y españoles como técnicos especialistas en la producción de alimentos tenemos mucho que aportar en una estrategia global ante el reto de alimentar a toda la población mundial y evitar el hambre o malnutrición que afecta a casi mil millones de personas", según datos de la FAO.

El futuro para salvaguardar los recursos, preservar los territorios y cubrir las necesidades pasa por el uso de la tecnología. "La Tierra es nuestro único hogar y a la vez, como se ha planteado en Milán, es la granja global de la que nos nutrimos. Debemos ser cada vez más cuidadosos y debemos aplicar todo nuestro conocimiento a ello", ha subrayado.

La Carta Universal del Ingeniero Agrónomo destaca su responsabilidad en el proceso, por el papel relevante que tiene en esta tarea, como diseñador de alimentos, asegurando la optimización de los procesos productivos a lo largo de toda la cadena agroalimentaria y propiciando una alimentación sana, saludable y nutritiva para satisfacer las necesidades y para reducir las pérdidas de alimentos y los desechos.

Hay que tener en cuenta que cada año se pierde o se desecha aproximadamente un tercio de la comida producida en todo el mundo para consumo humano, unos 1.300 millones de toneladas, según datos de la FAO.

Asimismo, se comprometen a salvaguardar la sostenibilidad en todos sus aspectos como un deber ético profesional y reconoce que "no se puede aceptar un mal uso de los recursos porque son escasos y en muchas ocasiones delicados".

El ingeniero agrónomo garantiza la custodia de la biodiversidad y la protección y gestión sostenible del suelo para mantener su fertilidad y evitar su deterioro, ya que es un elemento esencial para la vida. También deben proteger el paisaje, el valor formado por el territorio-cultura a través de una correcta planificación y proyección territorial, asegurando el desarrollo rural, es decir, el mantenimiento y el crecimiento de los sistemas socio-económicos locales.

Además, aboga por el uso social de la genética. Según recoge la carta, el patrimonio genético de las especies vivas es patrimonio de todos y debe servir al bien de la humanidad.

Igualmente, asegura un uso social de la tecnología y de las prácticas innovadoras con el objetivo de que no sea usada para perjuicio de los más débiles, ni para reducir la capacidad de ejercer sus derechos fundamentales.

Los profesionales adscritos a la Carta también suscriben la independencia intelectual y autonomía profesional, el conocimiento a través de la formación y el espíritu de compañerismo.

En el VI Congreso Mundial celebrado en la Expo de Milán se han reunido 800 ingenieros agrónomos procedentes de diferentes países, que han participado en las 48 mesas de trabajo organizadas, cuyas conclusiones se han recogido en la Carta Universal del Ingeniero Agrónomo un documento que define los principios éticos para el desarrollo profesional y cuyo documento completo adjuntamos.

Los agrónomos andaluces han aportado conclusiones como las propuestas smart para el mundo rural por parte del socio-director de Rurápolis, Miguel Ángel Molinero; la responsabilidad profesional por parte de Diego Díaz de la Serna, secretario técnico del Colegio, o la integración de paisaje y agricultura por parte de Fátima Ruiz Castillo, vocal del colegio.

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