Las suaves temperaturas de la última semana han disparado la venta de helados artesanos y los 20 establecimientos que operan en la ciudad están ya a pleno rendimiento. En total, dispensan cerca de 55.000 bolas de helado al día, la mayoría de ellas a partir de media tarde.

Los heladeros cruzan los dedos para que las temperaturas no suban mucho más este verano, ya que a partir de los 35 grados las ventas se reducen en torno a un 20%.

«Si hace excesivo calor, la gente prefiere refugiarse en casa y nuestra clientela se reduce considerablemente», asegura Alfonso Fuoli,  de Helados Italianos y miembro de la Asociación de Heladeros de Zaragoza.

Las compras de helados avanzan conforme pasa la tarde, y la franja entre las 19 y las 22 horas es la de mayor actividad en los establecimientos. Aunque hay ofertas para todos los gustos, con más de 120 variedades, este año vuelven a arrasar sabores clásicos, como limón, chocolate, fresa, vainilla o turrón. Además, cada vez son más populares los de yogur con frutas y los bajos en calorías.

Los que no tienen demasiada aceptación, según los heladeros, son los helados de aceite, ajo, vino y demás sabores innovadores. «Muchos ni siquiera los vendemos. La gente prefiere los helados de toda la vida», concluye Alfonso Fuoli.

Los helados artesanos que se fabrican en las propias heladerías con agua, leche, azúcar, mantequilla y frutas y un cucurucho estándar, de unos 100 gramos, aporta 200 calorías. De ellas, el 52% proviene de hidratos de carbono; el 37%, de grasas, y en torno al 10%, de proteínas. Los nutricionistas destacan que ésta es una buena proporción que, además, aporta nutrientes, vitaminas y calcio. En cuanto a los helados no artesanos, tienen hasta un 40% menos de grasa que hace siete años, según el estudio El I+D del helado y su influencia en el bienestar, elaborado por expertos de diferentes universidades.