Esta directora de cortometrajes ha logrado, con sus cinco trabajos, varios premios internacionales.

Para mí, hacer cortos no es un trampolín hacia el cine. Mis filmes se conciben como cortos y no se pueden alargar. Para mí es como una necesidad biológica.

También lo hago por la sensación personal de contar una historia. En mi caso, ver el trabajo terminado es casi como tener un hijo, por eso no me importa hacer el sacrificio.

Cuando me planteo la historia o el guión, me imagino la cara del personaje, ya tienen rasgos, y, en función de esto, busco a los actores. Por ejemplo, para Nana mía siempre pensé en Pilar Bardem. Además, nadie cobra, es lo más difícil, y hay que traerles varios días a Alicante. Se prestan si les gusta el guión, porque a los actores les gusta su trabajo y no lo hacen por dinero.

Acabo de escribir un libro de texto de cine para chavales, pues no hay en el mercado, y busco quién lo edite. Y voy a retomar un largometraje, con una idea que tenía desde hace tiempo.

Nació en Alicante y tiene 37 años. Su último corto, Nana Mía, se proyectó en un festival de Nueva York. En la foto, con Pilar Bardem.