Los pisos de alquiler suben como la espuma en verano y en algunas zonas del centro se pagan hasta 700 euros a la semana. El precio suele ser rentable para grupos de al menos cuatro personas, pero, sin embargo, son los extranjeros los que se apuntan más a esta opción, porque los españoles siguen prefiriendo alojarse en un hotel. En cualquier caso, desde el sector hostelero han puesto el grito en el cielo ante estos arrendamientos estivales porque los consideran ilegales. «Carecen de licencia, no están habilitados para el hospedaje», dicen, mientras piden un mayor control sobre las páginas web que ofertan estas viviendas.
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