Según cuenta, coger el bus se convierte para él en un vía crucis porque «cuando llega uno con rampa, o no funciona o no llega a la acera, con lo cual, no se puede subir». El de Alejandro no es un caso único. Fuentes de la Confederación de Discapacitados (Cocemfe) han informado que hay  «más de 30.000 discapacitados con problemas de movilidad en Valencia» y que hay muchas quejas al respecto.

En este sentido, el presidente del comité de empresa de la EMT, Jaime Collado, ha explicado que «si el conductor pasa de largo es porque ve que no se puede sacar la rampa. Calculamos que en un 50% de las paradas es imposible por culpa de los coches que aparcan cerca e impiden que la rampa llegue al bordillo o por defecto o mala ubicación de las paradas».

Un ejemplo es el de la plaza de la Reina: «Al hacer una curva, la rampa no llega al bordillo», explica Jaime Collado. Algo parecido pasa en la primera parada de la línea 29 en la avenida del Cid.

Desde la EMT han informado que «la parada de la plaza de la Reina se va a remodelar. Lo mismo se hace donde se detectan quejas».

Además, dice que el 90% de buses tiene rampas y que todas las paradas cumplen los requisitos de seguridad.

El puerta a puerta no da abasto

La Empresa Municipal de Transportes (EMT) tiene cuatro autobuses para el servicio puerta a puerta de discapacitados. Tiene dos modalidades: servicios fijos, que se solicitan en septiembre para todo el año, y esporádicos, que se piden con 48 horas de antelación.

Durante 2006, la EMT prestó 33.873 servicios. Sin embargo, Alejandro Piquero dejó de usarlo hace año y medio: «Es un milagro que te cojan el teléfono para solicitarlo porque están saturados y llevan desde 1992 con sólo cuatro buses». Concemfe también acumula quejas por este servicio.

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