Héctor Mancha, ganador del Mundial de Magia: "Siempre he soñado con robarle el reloj al rey"

  • El canario Héctor Mancha ha ganado el Gran Premio del Mundial de Magia 2015, el "Oscar de la magia", un galardón que España obtuvo por primera vez en 1985.
  • Se impuso a otros 149 ilusionistas con la actuación del avaro, un personaje que hacía aparecer multitud de billetes que después desaparecían de golpe.
  • El ilusionista ha hablado con '20minutos' sobre su mágico trabajo.
El ilusionista español Héctor Mancha, ganador del Gran Premio del Mundial de Magia 2015.
El ilusionista español Héctor Mancha, ganador del Gran Premio del Mundial de Magia 2015.
JORGE PARÍS
El ilusionista español Héctor Mancha, ganador del Gran Premio del Mundial de Magia 2015.

Aunque no es un personaje muy mediático y su rostro no se encuentra entre los habituales de la pequeña pantalla, el canario Héctor Mancha se ha alzado como uno de los mejores magos del mundo. ¿Sus credenciales? Él ha sido el ganador del Gran Premio del Mundial de Magia 2015, una competición que España sólo había ganado una vez antes, hace 30 años, cuando el premio (denominado popularmente como el Oscar de la magia) fue a manos de Javier Antón y su hija Ana.

Mancha se impuso a otros 149 ilusionistas con un truco teatralizado en el que un personaje avaro hacía aparecer multitud de billetes para después ver cómo todos ellos se volatilizaban sin aparente explicación.

¿Qué ha significado para usted ganar un premio de tal categoría?

Es un reconocimiento muy grande por parte de los magos y por parte del público también. Ganar un gran premio en magia es todo un honor. Se lo dan a muy poquitos, a uno cada tres años. Es un auténtico disparate.

¿Cuándo descubrió que quería dedicarse al ilusionismo?

Me gustaba desde pequeño. Siemrpe me divertía ver en la tele a Juan Tamariz, a Pepe Carroll... Son fantásticos magos. Poco a poco vas conociendo a otros, te vas metiendo en asociaciones, vas viendo lo que te gusta y lo que no y descubres que actuar es muy divertido. Mola un montón.

¿Y qué pensaba su familia al respecto?

Al principio estaban muy asustados. Que te salga un niño mago es como que te salga un niño tonto (risas). Pero ahora están muy contentos. A toro pasado dicen que ya sabían desde el principio que yo valía para esto (risas). Es verdad que me regalaban juegos de magia, los tenía todos.

¿Qué hay que tener para ser un buen mago?

Pues mira, sinceramente no lo sé. Te puedo decir que hay que ser buen actor —que no quiere decir que yo lo sea—, hay que saber improvisar, hay que saber reirse de uno mismo... Hay que beber de muchas artes, no sólo la magia. El truco es adornar el espectáculo con una presentación, con interpretación... Ahí es cuando el número se convierte en un arte, en un juego de magia.

Parece que también hay que tener humor, ¿se puede ser un buen mago sin tener gracia?

Por supuesto que sí, hay grandísimos magos que son más sosos que chupar una piedra. Lo que pasa es que si a un mago muy serio, muy intenso, de repente se le cae algo, la gente se ríe. Con el humor te evitas esas situaciones. Cuando la gente va a ver un espectáculo quiere reirse, quiere pasárselo bien, ¿para qué le vamos a negar eso?

Sus trucos no suelen incluir muchas florituras, ¿no es necesario un gran despliegue para sorprender?

Yo siempre digo que menos es más. Es una premisa muy importante en el mundo de la improvisación. No hace falta complicarlo mucho ni traerte grandes cosas para hacer algo sencillo y hermoso. Juan Tamariz por ejemplo con una baraja te entretiene a un público entero, aunque sean tres mil personas. Eso es una cosa muy bonita. Con tan poco se puede hacer tanto... Eso es lo que hay que buscar. Yo no sé si lo consigo pero estoy detrás de ello.

Habla mucho sobre improvisación. Aunque sea una contradicción, ¿es posible prepararla?

Hay que estar abierto. Yo he hecho improvisación de teatro, incluso competición de improvisación, y es maravilloso. Sales a un escenario, te está viendo todo el mundo y no tienes nada, así que tienes que estar muy abierto, muy receptivo a todo lo que diga la gente, muy atento a todo y teniendo muy presente el escenario.

Seguro que tiene algún truco con el que sabe que siempre puede ganarse al público.

A mí me gusta mucho el mundo del robo, el pickpocket, que es una rama de la magia en la que a un espectador le robas la cartera, el móvil o cualquier otra cosa sin que se entere. Siempre he querido robarle el reloj al rey (risas). Luego se lo devolvería, claro, pero me haría mucha ilusión.

Un clásico: ¿alguna vez ha utilizado la magia para ligar?

Sí, pero nunca lo he conseguido. A mí me ligan y además no me entero cuando me pasa, soy un poco tonto en eso. Tampoco ligo mucho, pero supongo que habrá gente que sí. Yo cuando hago un truco soy interesante pero luego cuando dejo la baraja debo de ser aburrido y pasan de mí (risas).

¿Ni siquiera le funcionaba cuando tenía 18 años?

No, porque cuando yo tenía 18 años estaba mal hecho (risas). Sigo estando mal hecho pero cuando tenía esa edad parecía, ¡qué sé yo?, una cosa rara.

¿Le preguntan mucho cómo se hacen los trucos?

Hay gente que sí, pero tampoco te creas que demasiado. La gente se lo pasa bien y ya está. Además, aunque sepas el truco tampoco lo vas a saber hacer. Para hacer algunos se necesitan años de práctica.

¿Ni siquiera la familia o los amigos le insisten?

No, qué va. Saben que no voy a soltar prenda.

¿Quiénes diría que han sido sus referentes?

Te voy a decir un clásico, un referente nacional y mundial: Juan Tamariz. Es un personaje al que hay que seguir por todo lo que nos ha dado y nos ha influido a todos los magos. Pepe Carroll por supuesto también. Luego tenemos en España a los mejores cartomagos del mundo que son Dani Daortiz, Rubiales, Woody Aragón... O magos cómicos como Jaime Figueroa. Todos son muy potentes. Hay muchísimo muy buenos magos aquí en España y de todos se aprende.

Si pudiera elegir tener un poder real, ¿cuál sería?

Me encantaría volar. Volar sería tan fantástico, poder subir y bajar, como en la peli de Superman. Es el típico sueño que tienes que es tan bonito que lo quieres repetir todos los días.

También hace sombras chinas...

Es una disciplina alternativa que los magos hacían mucho antes, un arte afín que se fue perdiendo y que hoy día se está recuperando. Hoy que todo el mundo tiene televisiones 3D y videojuegos, les enseñas un espectáculo precioso hecho con una linternita o un pequeño foco de luz y dos manos y la gente se queda asombrada. Hay que hacerlo, hay cosas que no se pueden perder.

¿Qué escenario le gustaría pisar?

Muchísimos. Siempre se dice Broadway. Pero lo que me interesa no es el escenario sino el público en sí. Yo hago un show de magia de cerca para doce personas en un hotel de Serrano y es uno de los espectáculos de toda España mejor valorados en Internet. Ese espectáculo no es nada, una mesa y doce personas, pero se vive algo tan tan íntimo y tan cercano que da igual que no sea un gran teatro, lo bonito es la magia que se vive en ese momento.

¿El mundo de la magia ha notado la crisis?

Sí se ha notado, sobre todo porque además subieron el IVA de todos los espectáculos y eso fue un tortazo muy grande. A ver si lo bajan. Aun así, el español medio hace mucho por ver teatro, comedia, magia... Aunque nos quieren hacer creer que no y que parezca que somos tontos, es un público muy cultural y tiene que seguir siéndolo.

Así que la magia no ha sido capaz de hacer desaparecer el IVA, ¿no?

No, no nos dejan. Yo lo he intentado, pero luego llega la magia del inspector de Hacienda y eso sí que es magia (risas).

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