El presidente de la Generalitat, Francisco Camps (PP), renovó ayer el cargo tras recibir el apoyo de los 54 diputados de su partido en Les Corts, frente a 44 en contra de la oposición (con un ausente).

Si algo dejó claro en su discurso es que repetirá la fórmula de reivindicación permanente ante el Gobierno central (del PSOE). Pedirá  sobre todo el trasvase del Ebro y financiación autonómica en función del número de habitantes para pagar la sanidad y la educación.

En un discurso sorprendentemente corto (unos 30 minutos), el jefe del Consell expuso su programa de Gobierno para los próximos cuatro años, con el que logró a última hora de la mañana la confianza de la Cámara, gracias a la mayoría absoluta que obtuvo el PP el 27-M.

Camps apostó por hacer una Comunitat «líder» en España y anunció «un nuevo ciclo» que debe basarse en «mirar al futuro». Sin embargo, no especificó ningún proyecto concreto para los próximos cuatro años en materia educativa, sanitaria o de infraestructuras. En cambio, sí apostó por apartar el urbanismo «definitivamente de la confrontación política», en alusión a los continuos toques de atención de Bruselas.

El reelegido presidente de la Generalitat defendió los grandes eventos como «una nueva forma de mostrar nuestra Comunitat al mundo». Camps jurará mañana su cargo y después dará a conocer su nuevo Consell.

El pleno de investidura, que empezó con un minuto de silencio por los seis soldados asesinados en el Líbano, estuvo marcado, a falta de emoción, por las buenas formas. Ignasi Pla (PSOE) y Glòria Marcos (Compromís) felicitaron a Camps, pero le reprocharon su estilo de gobierno en los últimos cuatro años. Pla le ofreció consenso en política de vivienda, urbanística e incluso negociar un trasvase «razonable» del Ebro a la Comunitat. Marcos pidió luchar contra la corrupción y llamó «show power» al estilo del PP.

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