Los 'cuerpos en resistencia' de la fotógrafa francesa Valérie Jouve

  • La alquimia entre los cuerpos y los espacios, la soledad del paisaje urbano genérico y la antropología social son las preocupaciones de la artista.
  • Desde hace veinte años Jouvé se dedica a retratrar y filmar la repetición circular y alienante de la vida en las grandes ciudades.
  • En 'Cuerpos resistiendo', una antología de su obra en París, muestra a personas que parecen encontrar en el grito una forma primaria y básica de rebeldía.
Foto de Valérie Jouve de uno de los personajes que gritan como forma de afirmación y rebeldía
Foto de Valérie Jouve de uno de los personajes que gritan como forma de afirmación y rebeldía
© Valérie Jouve/ADAGP, Paris 2015 Courtesy galerie Xippas, Paris
Foto de Valérie Jouve de uno de los personajes que gritan como forma de afirmación y rebeldía

Las personas retratadas por la fotógrafa Valérie Jouve (Saint Etienne-Francia, 1964) ejercen la más primaria y animal de las formas de rebeldía: el grito. Clavados en un paisaje inhóspito, sometidos a la circular repetición que sustenta la forma moderna de vida, abren la boca y dejan que brote un rugido cuyo impacto llega a sentir el espectador pese a que está ante una imagen silenciosa.

En Corps en résistance (Cuerpos resistiendo), la antología sobre los veinte años de trabajo de la artista conceptual que presenta hasta el 27 de septiembre el museo Jeu de Paume de París, Jouve reúne sus visiones sobre la alienación, la constancia del paisaje urbano genérico y la soledad de quienes lo habitan por obligación o circunstancias. "Trato de evocar la intensidad que siento en los seres vivos y habitar un espacio. Espero que los espectadores llegan a experimentar ese espacio a través de las imágenes", dice la fotógrafa.

'Implacable ejercicio de taxonomía'

Situando su campo de trabajo entre la fotografía documental y disciplinas de las humanidades como la sociología y la antropología, la fotógrafa presenta un "implacable ejercicio de taxonomía", dicen desde el museo, donde los "personajes que pasan", como llama a los protagonistas de los retratos —personas anónimas—, están situadas en espacios urbanos que tampoco tienen nombre y que podrían pertenecer a cualquier barriada occidental —las series se completan con otras de contexto a las que denomina con la misma frialdad: "las calles", "los árboles", "situaciones"—.

La intención de Jouve es deconstruir la jerarquía urbana y revelar los paisajes habitados y las distancias emocionales, sociales, culturales y económicas que crean las ciudades con sus habitantes. Conjuntos de fotos, todas de grandísimo formato, muestran embotellamientos de tráfico, similares unos a otros, árboles que podrían ser decorados de cartón piedra, perfiles de empleados que corren para no llegar tarde a un trabajo que les obliga e cumplir con una rígida normativa, edificios sin alma recortados contra un cielo lechoso...

'Aspirar a las estrellas'

Este juego de distancias, donde no hay espacio para la acción personal en un territorio de implacable geometría, permite a la artista sugerir que los personajes tienen derecho a "aspirar a las estrellas" mediante la "fuerza activa" y la "llamada a la acción" de un grito cargado de desesperación y, al mismo tiempo, capaz de abrir una vía de esperanza. Jouve dice que las fotos le sirven para "crear un informe menos rígido del mundo" en el que nos ha tocado vivir y en cuya mecánica nos integran.

La selección del Jeu de Paume abarca más de veinte años del trabajo de la fotógrafa. El recorrido de la exposición —dividido en secciones genéricas: personajes, fachadas, situaciones, figuras, árboles, paisajes, paseantes...— se completa con trabajos en cine y vídeo realizados por Jouve en los últimos años: Grand Littoral (2003) muestra el proceso de edificación de grandes centros comerciales en Marsella, ciudad en la que estuvo establecida la artista; Traversée (2012) es un corto sobre un viaje por seis ciudades palestinas, y Blues (2015), que se estrena en la exposición, está basado en la vida de Tania Carl, una cantante francesa que decidió vivir en Guatemala.

Calificada como una buscadora de la "alquimia entre los cuerpos y los espacios", Jouve estudió Antropología antes de matricularse en la Escuela Nacional de Fotografía de Arlés. Forma parte, explican desde el museo parisino, "de esa generación de artistas franceses que se ha alejado de la gran tradición humanista sin rechazar por completo sus preocupaciones fundamentales", y se ha dedicado a expandir los ideales clásicos del retrato y el paisaje para explorar "la presencia física en las ciudades y las formas de vivir en el espacio" con un estilo marcado por "la ambigüedad y la indeterminación deliberadas" que ayudan a universalizar el mensaje.

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