La superficie sembrada para la producción de patata en Castilla y León alcanzó las 19.164 hectáreas el pasado mes de mayo lo que representa un descenso del 7,36 por ciento respecto a la campaña de 2014, cuando se alcanzaron las 20.687 hectáreas.
Por provincias y según consta en el Boletín número 11 de información para el sector de la patata editado por la Consejería de Agricultura y Ganadería, este año sólo ha aumentado la superficie dedicada a la patata en Palencia, con un 0,64 por ciento más y 950 hectáreas.
Por su parte, el mayor descenso de la superficie sembrada se ha producido en Zamora, con un -22,58 por ciento y un total de 706 hectáreas, seguida de Segovia (-12,51 por ciento y 2.000 hectáreas sembradas en total), León (-11,36 por ciento y 1.560 hectáreas) y Salamanca (-10,42 por ciento y 4.300 hectáreas).
Les siguen, ya con menores descensos, Valladolid (-4,63 por ciento y 5.500 hectáreas sembradas), Soria (-3,47 por ciento y 500 hectáreas), Burgos (-1,55 por ciento y 2.400 hectáreas) y Ávila (-1,18 por ciento y 1.248 hectáreas).
No obstante, Castilla y León se mantiene en esta campaña como la principal región productora de patatas del país y como la zona productora con mayor superficie sembrada para la denominada patata tardía, con 13.050 hectáreas, aunque ha caído un 17 por ciento respecto a 2014, a diferencia de lo que ha ocurrido con este tipo de patata en el resto de comunidades donde la superficie se ha mantenido estable.
Por su parte, Castilla y León ha mantenido estable en 2015 la superficie sembrada para la producción de patata temprana mientras que ha incrementado un 24,3 por ciento la superficie destinada a la patata de media estación.
Según este informe, aunque de momento se desconocen datos sobre producción estimada los rendimientos de los primeros arranques casi "testimoniales" en las zonas de Castilla y León son "aceptables" y se sitúan entre las 40 y las 42 toneladas por hectárea.
No obstante, no se descarta que la ola de calor que ha sufrido España como el resto de Europa en los últimos días de junio y primeros de julio pueda derivar en una disminución de los rendimientos, que sería mayor en nuestro país. A esto se suman las tormentas registradas en los últimos días en Castilla y León que podrían afectar también a los rendimientos del cultivo, si bien, como se apunta en este informe, se trata de fenómenos de carácter "muy local".
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