Parece difícil conseguir introducir a los más pequeños en una realidad social que casi no se entiende o que, en la mayoría de los casos, ni siquiera se comparte. A veces, es tanta la presión que directamente se desiste. Y es que, algo que va intrínseco en la naturaleza humana como puede ser el hecho de tener descendencia, se ha convertido en un verdadero quebradero de cabeza

Valores y protección

Los expertos apuntan como principal problema de ésa cada vez más difícil relación entre padres e hijos a una pérdida total de valores en la sociedad actual. Aunque más que pérdida, puede que los valores cambien.

De la colectividad se ha pasado al individualismo; de la solidaridad, a la competencia; de la responsabilidad, a la objeción; de la paciencia, al síndrome fast food: todo se quiere rápido y con el menor esfuerzo posible. Algo que hace diez años sería impensable pero que, en parte, los progenitores también han alimentado aceptando las reglas del juego y cediendo ante las exigencias de un menor que necesita reafirmarse.

Sandra Gardón, psicóloga del proyecto Xanela, cree que «los padres deben estar presentes en la evolución de sus hijos, dejarles que se enfrenten al mundo, pero analizando con ellos los problemas que surjan».

Xanela es una iniciativa de la ONG viguesa Simplex Coetus, que se basa en ayudar a los niños y adolescentes a enfrentarse a la sociedad por medio de la asimilación de los valores tradicionales y con la ayuda de sus padres.

4 preguntas a...

Sandra Gardón. Psicóloga

1 ¿Crees que la sociedad ha perdido sus valores? Se ha pasado de una época muy tradicional, reposada, a otra donde todo va muy rápido.

2 ¿Crees que los padres han aceptado ese cambio? No, por lo general. Chocan con sus hijos porque viven en un mundo distinto.

3 ¿Y se pueden adaptar? Es difícil pero no imposible.

4 ¿Cómo se es padre en el S. xxi sin desesperarse? Preparando a los niños para el mundo con cariño, con libertad, pero con límites.