Nuevas formas de comunicarse: Del sms al wasap

<p>La forma de comunicarnos se ha transformado de forma radical en los últimos años.</p>
La forma de comunicarnos se ha transformado de forma radical en los últimos años.
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<p>La forma de comunicarnos se ha transformado de forma radical en los últimos años.</p>

Luisa tiene 83 años y su marido Genaro, 88. Viven en un pequeño barrio de León y hace 15 años todavía no tenían teléfono fijo en casa. Son parte de una generación que, emigrada del pueblo a la ciudad, con los hijos cerca y una economía justa, no vio necesario tener una línea propia. Sin embargo, se fueron haciendo mayores y el "por si acaso" o el "mejor con" apremiaron.

A principios de los 2000 les regalaron su primer teléfono: un móvil. Luisa, que no había tenido ni uno de esos con ruletita ni uno nuevo con tecla de rellamada, no podía creerse tanta novedad.

El año 2000 fue el de los teléfonos móviles. Con mayúsculas. En 1999, en España había algo más de 15 millones de líneas activas de móvil, y solo unos meses después ya había más de 24. A partir de ahí, siempre hacia arriba, hasta 2006, cuando el número de líneas superó por primera vez al de habitantes: más de 45 millones. Ese año se marcó un punto de inflexión, y aunque mucha gente empezó a disponer de varias líneas de teléfono móvil, el crecimiento se contendría.

A finales de 2014 la cifra ascendía a algo más de 50 millones, según cifras de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). La edad dorada de la telefonía móvil, sí, pero ¿qué pasa con el fijo? El 3G y las tarifas planas han terminado por dejar al cable en un segundo lugar. O eso parece, porque en realidad los datos indican que hoy en día se usa más el fijo de lo que se usaba hace 15 años.

Tableta

Las razones son fáciles, las tarifas son más baratas y en el mercado se ofrecen packs con llamadas ilimitadas al contratar el ADSL o la fibra. También influye la necesidad de tener un fijo para poder disponer de internet y, la calidad de la llamada, que sigue teniendo un soporte al que no le afecta la cobertura y no se le gasta la batería. La pregunta es si de algún modo el fijo se ha visto perjudicado por su competencia inalámbrica. La respuesta es no, y como prueba, las cifras: en 2000 había más de 17 millones de líneas fijas, a finales del 2014 estas habían aumentado a casi 19 millones.

La mayoría de los especialistas ven en la superación de la barrera de tiempo y espacio uno de los hitos en la comunicación de los últimos 15 años. Antes, la mayor parte de los medios eran síncronos y llamar por teléfono dependía de tener acceso a un teléfono y estar en ese sitio para cogerlo. Además, se llamaba generalmente a un lugar, no a una persona. Cualquiera cogía el teléfono y daba por hecho que iba a sonar en un espacio determinado. Entonces preguntaba por alguien concreto.

De la carta al e-mail

Para no depender de todos estos condicionantes otra de las opciones era la carta, pero, evidentemente, podía tardar en llegar dos o tres días. La carta es, precisamente, otro de los temas curiosos al hablar de la evolución de la comunicación en los últimos 15 años. En la calle ya apenas se ven buzones (tampoco se ven cabinas telefónicas), ¿cuántas cartas recibimos en el buzón? Cada vez menos, ya hasta las facturas son, en muchos servicios, electrónicas, y la correspondencia bancaria ha pasado al e-mail.

Pues bien, es cierto que para temas personales existe peligro de extinción, pero aún así Correos sigue más presente en nuestras vidas de lo que en principio puede parecer. Los carteros han cambiado la carpeta por la PDA, sí, pero sus carritos, aunque llevan ahora menos sobres, empiezan a llenarse con los paquetes del e-commerce. El comercio electrónico, las compras por internet, se han incrementado un 20% en los dos últimos años.

En 2014 el servicio postal estatal gestionó 3.600 millones de envíos en España, en 2000 fueron 3.500 millones. Respecto a los buzones, también parece una ilusión. Hay menos, cierto, pero no son tan pocos, 33.609, mientras que hace tres lustros la cifra estaba en los 37.812. Sí ha habido una reubicación que ha afectado su visibilidad, es decir, Correos no ha dotado a los nuevos barrios con buzones, sino que los ha tomado de otras zonas donde casi no se usaban o que tenían una oficina cerca.

La llegada de internet al móvil y de los smartphones ha supuesto una nueva revolución. Tanto, que ya vivimos literalmente pegados al móvil y podemos llegar a sentir cierta ansiedad si nos separamos de él. Según el informe La Sociedad de la información en España 2014, presentado por Telefónica en enero, España es líder en Europa en el uso de smartphones, 4 de cada 5 móviles son inteligentes, el 81% del total.

En los últimos tiempos, el servicio estrella ha sido la mensajería instantánea. Según el citado informe su uso se ha multiplicado por tres entre 2013 y 2014 hasta alcanzar al 78%. Prácticamente iguala a la llamada al móvil (utilizada por el 82%) como medio de comunicación con familiares y amigos.

De este modo, los tres canales preferidos por un ciudadano o ciudadana de hoy para comunicarse con otros serían el mensaje instantáneo, el mensaje a través de una red social y la comunicación en persona, la de toda la vida. Si alguien ha observado de cerca todo este fenómeno que ha revolucionado el modo en que nos comunicamos, ese es el fotógrafo urbano Babycakes Romero, que ha realizado una serie de instantáneas destapando esta "obsesión".

Al realizar este proceso vio, en un principio, "cómo los teléfonos inteligentes se estaban convirtiendo en una barrera para la comunicación en persona y cómo la gente los utilizaba como apoyo social para ocultar su incomodidad o para llenar el silencio".

Sin embargo, a medida que continuaba documentando su proyecto, sintió que eran realmente los dispositivos los que estaban causando esta dificultad en la comunicación y el silencio. "Básicamente permiten a la gente a retirarse, cohibirse, en lugar de participar", explica. Cuando su serie de fotogramas se hizo viral, el propietario de un restaurante de Boston contactó con Romero para contarle que estaba tan harto de que la gente no hablara en su establecimiento que estaba ofreciendo comidas gratis a cualquier persona que no hiciera uso de su teléfono en la mesa.

Para el fotógrafo es, sin duda, "irónico que este dispositivo que fue diseñado para hablar en realidad está consiguiendo que la gente haga lo contrario".

Los SMS: un cambio de actitud

Anécdotas aparte, la llegada de la mensajería instantánea es uno de los protagonistas del cambio de actitud y de esa cierta devoción hacia el móvil. Herramientas y aplicaciones como WhatsApp, Line o Telegram han logrado crear adeptos de todo tipo de edades, y unidas a otras como Facebook Messenger o Hangout (que permiten hablar desde un móvil con alguien que esté conectado a una tableta, a un ordenador, a otro móvil o viceversa), crean un panorama comunicativo inimaginable hace 15 años.

La posibilidad de hablar en grupo es otra de sus grandes bazas, en el 2000 lo más parecido hubiese sido un chat multitudinario, y siempre desde un ordenador personal. Cuenta el experto en nuevas tecnologías Enrique Dans que España tiene unos protocolos de adhesión únicos, que se repiten en muy pocos países del mundo.

"La adopción de tecnología y de herramientas en nuestro país tiene un componente social muy fuerte. A un español le influencia mucho más y más rápido lo que usa su entorno. Además, suma otro factor, que es muy español y también italiano, relativo al prestigio social, por utilizar algo o no utilizarlo. Ese énfasis en lo social hace que España genere procesos de adopción brutales. No hay ningún país en el que en tan poco tiempo, en dos años, una herramienta como Google alcanzase el 97% de cuota de mercado. Tampoco hay otro país en el que una herramienta como WhatsApp se convirtiese en algo que hace ir a señores mayores a la tienda diciendo que quiere un teléfono que tenga esta aplicación porque su nieto le dice que tiene que tenerlo".

Así, en España, WhatsApp es un fenómeno sociológico absoluto que abarca todo tipo de franjas de edad al ser una herramienta muy sencilla. Tiene la característica de que cualquiera pueda instalar en el móvil la aplicación y ya tiene acceso de inmediato a todo aquel que tenga en su libreta de direcciones.

A esa hiperconectividad en la que estamos sumergidos ha contribuido el asentamiento de las redes sociales. Su uso ha aumentado tres puntos hasta el 67,1% según el informe de Telefónica mencionado con anterioridad, siendo la franja de edad en la que más la comprendida entre 45 y 54 años, que ha pasado del 43,5 en 2013 al 52,3% en 2014.

Móviles

Los que más acceden a las redes sociales (91,3%) son los internautas entre los 16 y 24 años, aunque por primera vez el porcentaje en 2014 ha caído 3,3 puntos en relación a 2013. Facebook es la red social con más seguidores en España, seguida de YouTube, Twitter, Google+, Linkedin e Instagram, que toma fuerza entre los más jóvenes durante el último año (según datos de Comscore analizados durante el pasado mes de marzo).

"Ahora, muchos chicos cuando llegan a los 14 años más o menos intentan separarse de sus padres, quieren ser más independientes y la forma que encuentran hacerlo es irse de Facebook. Se van a Instagram, sobre todo, que además trabaja con imágenes. Ahora no nos comunicamos tanto mediante textos sino mediante imágenes", explica Izaskun Sarabia, doctora en Educación que acaba de terminar una tesis doctoral sobre conductas de riesgo en jóvenes y adolescentes a través de las redes sociales.

Precisamente, diferentes consultoras internacionales como Pew Search o el banco de inversiones americano Piper Jaffray, que hace estudios en este tipo de herramientas, hablan sobre este péndulo de la privacidad. Hasta ahora la generación de jóvenes entre 14 y 20 años parecía la menos celosa de su privacidad de la historia, ya que lo compartían todo sin reparos, pero en los últimos meses, como apuntaba Sarabia, la llegada de familiares directos a Facebook, ha hecho que estos jóvenes cambien su comportamiento y huyan a otras herramientas como Instagram o Snapchat, que se basa en mensajes que desaparecen a los entre 3 y 10 segundos.

Este tipo de herramientas se están extendiendo además a otros entornos y, por ejemplo, cada vez hay más empresas que están dejando de utilizar el correo electrónico y empezando a usar herramientas como Slack o Yammer, diferentes tipos de mensajería instantánea indexable.

Las formas cambian, pero la comunicación sigue. Es difícil enfrentarse a la cuestión de si en realidad, con todas estas herramientas, ahora hablamos más con otras personas o al final el proceso comunicativo ha quedado resentido. Lo único seguro es que la evolución es constante, y cada vez más rápido los sistemas quedan obsoletos.

En unos tiempos en los que cualquier joven es capaz de ver un e-mail como algo del siglo pasado es difícil que optemos por volver a utilizar con frecuencia mecanismos como mandar cartas postales.

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