El segundo continente de menor extensión del mundo —sólo Oceanía tiene menos superficie— y apenas el siete por ciento de la superficie terrestre emergida. Eso es Europa en términos geográficos: mínima y sin demasiada importancia. En población tampoco resalta, con poco más del diez por ciento de los habitantes del mundo. Otra cosa es perceptible en lo económico, con un producto interior bruto de más de 25.000 dólares al año por cabeza que supera de largo la media mundial (18.000) y sólo está por debajo de los de Oceanía y América del Norte.

La historia es también otro asunto que no guarda relación con tamaño o pobladores. No es casual que el nombre del continente proceda de Eúrṓpē, la mujer noble fenicia de quien el dios Zeus se prendó y, tomando forma de toro, la raptó llevó en su lomo hasta Creta. La etimología del nombre de la mortal que cautivó al dios de dioses procede de los términos griegos para grandes ojos o amplia cara. La idea, que encierra una ideología y un convencimiento colectivo anterior al helenismo, es que el continente es el centro de cierta forma de entender la vida y el mundo, dominada por el humanismo y la libertad.

Aunque el origen mitológico del continente, con el rapto de la mujer por el toro divino, ha sido representado una y otra vez por los grandes maestros del arte europeo —hay versiones de Rembrandt, Rubens, Boucher, Picasso y muchos otros—, la idea de Europa en el arte contemporáneo, su imagen, no está clara y ni siquiera parece interesar demasiado a los creadores. El museo Kunsthauss de la ciudad suiza de Zúrich pretende despertar el interés adormecido mediante la exposición temática colectiva Europa: Die Zufunkt der Gestchischte (Europa: el futuro de la historia).

Los organizadores de la muestra, que estará en cartel hasta el 6 de septiembre, se preguntan: "¿Qué imagen representa Europa: la caída del Muro de Berlín, los derechos humanos universales, el Campeonato de Europa de Fútbol y el Festival de Eurovisión?", ¿se trata de un continente que funciona como ideal democrático para el resto del mundo o un "territorio sin compás" sometido a sus propias contradicciones y, finalmente, ¿qué es el arte europeo? y ¿dónde está la idea de Europa en la creación contemporánea?.

Para mostrar un "mosaico multifacético" de la realidad actual, el museo ha reunido a 60 artistas que muestran obras en todos los soportes. "A pesar de las tensiones tectónicas por debajo de la superficie", la tesis de la ambiciosa muestra es venturosa: el continente, dicen, "ya no está en riesgo de romperse".

Pese a todo, la coordinadora de la exposición, la historiadora  arte Cathérine Abrazo prefiere ser cauta con el optimismo: "Al comienzo del tercer milenio, Europa se encuentra en una situación paradójica. Más estados que nunca tienen constituciones democráticas. Sin embargo, los síntomas de la crisis son cada vez más evidentes en países como Francia, Reino Unido y Alemania, que fueron una vez en la vanguardia de la política social" y los ciudadanos "perciben un déficit democrático".

La segunda paradoja sería la falta de estructura continental. "En una Europa que está interrelacionada tecnológica, económica y ecológicamente, la  acción nacional por sí sola ya no es suficiente para resolver los problemas. Los europeos están unidos por algo más que el territorio: comparten un pasado complejo y, a raíz de los horrores de la II Guerra Mundial, deben dar forma a un futuro fundado en la solidaridad y la paz".

Un pregunta más planteada a los artistas participantes fue: "¿Cómo puede el arte ayudar en la búsqueda de una una Europa pacífica?". La exposición plantea "utopías y sueños" cruzados con la realidad y rastrea la historia de las ideas del pasado y el presente, entre ellas la aparición de nuevos partidos políticos de estructura no tradicional.

Para ahondar en estas cuestiones la Kunsthaus organiza una serie simultánea de mesas redondas y conferencias. El programa completo puede ser consultado en el microsite de la exposición (en inglés, alemán y francés) o mediante una aplicación especial para dispositivos móviles.

En Europa: el futuro de la historia hay obras desde el siglo XIX y comienzos del XX —por ejemplo la representación del rapto de Europa del postimpresionista Felix Valloton y la alegoría de la libertad de Arnold Böcklin— y, sobre todo, mucho material contemporáneo. Entre los artistas más conocidos representados con pinturas, dibujos, grabados, esculturas, fotos, instalaciones y material audiovisual están Max Ernst, Andreas Gursky, Hans Richter, Marc Bauer y Joseph Beuys.

Una constatación de los organizadores es la "inesperada reaparición" en los últimos años del arte político, ajeno a la "apropiación comercial y hedonista" de los grandes nombres de las últimas décadas y crítico con la opción banal de creadores como Koons, Emin o Hirsch. Desde el museo se muestran ilusionados porque la cultura y el arte estén proponiendo debates y posibles opciones a temas que no han sido abordados con éxito por la política y la economía.

No les parece casual que el European Media Award de 2013 fuese otorgado a la activista y bailarina Erdem Gündüz,  que en Standing Man presenta una protesta silenciosa pero enérgica contra los déficits democráticos de Turquía.