El paludismo, la fiebre  amarilla, la tifoidea y la hepatitis A son las más comunes a las que se enfrenta el viajero y las que se intentan prevenir con las vacunas del Centro de Vacunación Internacional, en la avenida Ramón y Cajal, frente al Clínico.

Allí, la petición de información se reparte durante todo el año, aunque la mayoría se centraliza de junio a septiembre. «La gente cada vez viaja más», asegura la responsable de este centro, María del Carmen Viña.

A esta instalación no sólo acuden turistas, también cooperantes o inmigrantes que deben volver a su país. «Es muy importante que se conozcan bien los riesgos y que el viajero nos visite con un mes y medio de antelación para poder organizar las vacunaciones», añade Viña.

Ella afirma también que algunos se asustan al conocer todo a lo que se enfrenta. «Evidentemente no es lo mismo ir con un paquete turístico que de mochilero, que hay más riesgos. Lo importante es saber a todo lo que se está expuesto y tomar precauciones», finaliza.

Más allá de la vacuna

Los viajeros deben tener en cuenta también que es importante llevar un botiquín completo con productos como sales para la deshidratación, pastillas potabilizadoras de agua y cualquier medicamento que pueda ser necesario. Además, en algunos países no hay convenio con la Seguridad Social de aquí y es necesario contratar un seguro privado cuyo coste varía en función del país y el tiempo del viaje, aunque pueden ser unos 50 euros.

Paludismo. Es una enfermedad de los países tropicales que la transmiten los mosquitos. Por eso, además de la vacuna, es importante usar mosquiteras, repelentes y ropa de manga larga.

Fiebre Amarilla. Es una de las vacunas obligatorias para viajar a los países del mapa marcados en verde, donde hay que entrar con un certificado. La transmiten los mosquitos.

Hepatitis A. Existe en múltiples zonas muy atractivas para el turismo. Se propaga a través del agua, alimentos contaminados y por contacto con infectados. Es la infección más común.