El ataque, que tuvo lugar a primera hora de la mañana, generó una potente explosión frente a la Comandancia de la Policía, destruyó los cristales de los edificios cercanos y dejó al autobús reducido a un amasijo de hierros. Todos sus ocupantes, excepto tres, perdieron la vida –entre ellos 22 formadores de la Academia de Policía–. Hay civiles entre las víctimas.

Aunque en un principio un testigo dijo haber visto a un hombre saltar al autobús, el jefe de la Brigada Criminal de Kabul Alí Shah Paktiawal, aseguró que «en un 90%», se trató de una bomba puesta por los talibanes. La gran cantidad de explosivo usado hubiera sido difícil de transportar por una sola persona.

La de ayer fue una jornada negra porque posteriormente, en Kandahar, murieron tres miembros de las tropas de la OTAN –de los que se desconoce nacionalidad– y un intérprete afgano al explotar un artefacto a su paso.