Agentes de la Policía Nacional han liberado a seis ciudadanos de Pakistán que estaban siendo explotados laboralmente en la provincia por compatriotas suyos. Además, durante la operación han sido detenidas dos personas consideradas como supuestas integrantes de una organización criminal que se dedicaba a la trata de seres humanos.

Las pesquisas se iniciaron en el mes de marzo, cuando los agentes se percataron de la existencia en la provincia de esta organización criminal, compuesta por personas de nacionalidad pakistaní. Así, las investigaciones permitieron determinar que la organización introducía de forma clandestina a ciudadanos pakistaníes en España, para posteriormente ser explotados laboralmente en establecimientos de venta de kebabs, según han indicado desde la Comisaría provincial

El coste del viaje oscilaba entre los 5.000 y 12.000 euros, según han asegurado, a través de un comunicado. Por su parte, las víctimas eran captadas por la organización en sectores muy pobres de las zonas rurales de este país asiático. Entre las mismas, todas de origen agrario y con fuertes cargas familiares, hay incluso parientes de los mismos explotadores.

Éstos les prometían trabajo al llegar a España, para lo que les facilitaban todos los preparativos del viaje, ofreciéndoles incluso la posibilidad de pagarlo a plazos. Este hecho les obligaba posteriormente a pasar largas temporadas viviendo de forma clandestina en países de tránsito, hasta que conseguían el dinero con el que pagaban el siguiente tramo que les permitía seguir su camino. En ocasiones eran los mismos tratadores quienes se lo adelantaban.

Asimismo, la organización les proponía las distintas vías de acceso, aérea o terrestre, siempre en función de las posibilidades económicas de la víctima. Si bien utilizaban en su mayoría la terrestre —en coche, tren, barco y a pie— para cruzar los distintos países europeos hasta llegar a España.

Durante el peregrinaje, que podía durar varios meses e incluso años, las víctimas cambiaban de vehículo en numerosas ocasiones y, para evitar ser detectadas por las autoridades fronterizas, atravesaban a pie las fronteras e incluso en barco.

En algunas ocasiones, y si la víctima podía permitírselo, la organización le proporcionaba la documentación necesaria para llegar a España en avión, lo que le suponía un desembolso cercano a los 12.000 euros.

Una vez en el destino, trabajaban para la organización en tres establecimientos de comida rápida de kebabs de la provincia, donde eran explotados con jornadas de 11 horas diarias los siete días de la semana. Durante el tiempo en el que permanecían trabajando para la organización, eran hacinados en viviendas alquiladas por la red y algunos de ellos lo hacían en las trastiendas de los establecimientos.

Los arrestados en la operación, por su parte, enviaban las ganancias a Pakistán, mediante envíos a través de empresas especializadas o personalmente, llevándolo entre sus pertenencias cuando viajaban hasta su país. Además, uno de los investigados fue detenido en el aeropuerto de Málaga cuando intentaba salir del país portando casi 10.000 euros en efectivo.