Cuando acaben las obras, los vecinos tendrán un motivo doble de alegría. Por un lado, porque tendrán unos jardines remodelados donde llevar a sus hijos o pasear tranquilamente. Por otro, porque no tendrán que rodear todos los jardines y hacer 300 metros para realizar un recorrido sólo de treinta. Y es que los jardines se han vallado a lo largo y ancho y no hay manera de cruzar por ellos. La solución, dar la vuelta hasta que duren las obras.
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