Germaine Krull: intrépida, viajera y pionera del fotoperiodismo

  • La fotógrafa siempre evitó los corsés que la sociedad imponía a las mujeres y fue una figura indispensable de la vanguardia europea entre 1920 y 1940.
  • Una exposición aborda los años de Krull en París, donde de 1926 a 1933 también fue pionera en publicar su obra en libros fotográficos.
  • Eterna viajera, nacida en Poznán —territorio alemán y después polaco— viajó a África y Brasil y tras la II Guerra Mundial vivió en Tailandia y en la India.
Foto de Germaine Krull de 1926
Foto de Germaine Krull de 1926
Germaine Krull - © Estate Germaine Krull, Museum Folkwang, Essen - Photo © Centre Pompidou, MNAM-CCI, Dist. RMN-Grand Palais / Georges Meguerditchian
Foto de Germaine Krull de 1926

"El verdadero fotógrafo es el testigo de los sucesos de cada día, un reportero". En una de sus muchas vidas, la intrépida Germaine Krull (1897-1985) también tuvo tiempo de convertirse en iniciadora del fotoperiodismo moderno, en una figura indispensable de la vanguardia de entre 1920 y 1940 y en pionera en publicar sus imágenes en un libro como fin en sí mismo.

Nacida en la ciudad de Poznán —entonces parte del Reino de Prusia (actual Alemania) y ahora, Polonia— y de padres alemanes, siempre supo evitar los corsés que la sociedad imponía a las mujeres y mantuvo intactas sus creencias y su libertad personal a pesar del caos bélico y político del siglo XX europeo.

No es fácil abordar la carrera de una autora que vivió de cerca desde el ímpetu de la Revolución Rusa hasta la vida de los tibetanos exiliados en la India. El museo Jeu de Paume de París es consciente del reto en Germaine Krull (1897-1985). Un destin de photographe (Germaine Krull (1897-1985). Destino de fotógrafo), una exposición que repasa los años parisinos de la creadora.

Desnudos y estructuras metálicas

A pesar de haber pasado a la historia como una de las fotógrafas más prestigiosas, su trabajo se ha expuesto y examinado menos que el coetáneos como Man Ray, László Moholy-Nagy o André Kertész.

En cartel del 2 de junio al 27 de septiembre, la muestra se centra en el periodo entre 1926 y 1933, años de intensa creatividad para Krull y en los que supo combinar la visión artística y la documental. Con piezas de colecciones que sólo ahora se exponen al público, el conjunto ilustra la obra de quien vive ajeno a los tabúes y se acerca a lo que fotografía física y emocionalmente, ya sean desnudos o gigantescas estructuras metálicas.

Desde niña estuvo siempre de paso. La inestabilidad laboral de su padre, ingeniero, le permitió vivir en varias ciudades europeas y durante su larga vida demostró una asombrosa capacidad de adaptación. Residente en la capital de Francia durante la II Guerra Mundial, cuando los nazis ocuparon el país, se marchó a África y después a Brasil.

Copropietaria de un gran hotel en Bangkok

Al término de la guerra viajó al Sureste de Asia como corresponsal, pero pronto dio un giro inesperado a su vida convirtiéndose en copropietaria del Oriental Hotel de Bangkok (Tailandia), donde pasaría 20 años y al que elevaría de categoría hasta hacer de él un gran hotel. Ahí no acabaría su eterno recorrido por el planeta: en 1966 se retiró del negocio de la hostelería y se mudó al norte de la India, se convirtió al budismo y retrató cerca de Dehradun a la comunidad de tibetanos exiliados. Para su libro de 1968 Tibetanos en la India fotografió incluso al Dalai Lama.

Entre las 130 piezas exhibidas en el Jeu de Paume hay publicaciones con reportajes visuales y libros en los que recopiló series temáticas de fotos. Ningún otro fotógrafo de su generación había concebido antes los libros como modo de enseñar exclusivamente cuerpos de imágenes. Ella se adelantó con volúmenes como Métal (1928) —fruto de su fascinación por los puertos holandeses— o Études de nu (1930) además de un gran número de obras sobre París, su sociedad (sobre todo la clase obrera, los marginados y vagabundos) y paisajes urbanos.

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